Comenzar temporada entrevistando a un político de relumbrón es un «must» informativo y ahí estuvo Pablo Casado con Susanna Griso en «Espejo Público», intentando pellizcar una décimas de share de ventaja para este lunes, el día en que acaba el verano, diga lo que diga el calendario. La gran novedad es «La Hora de La 1», que ha finiquitado sin piedad a «Los Desayunos» después de 26 años en la parrilla de la cadena pública. A pesar de su nombre, el nuevo espacio será un contenedor de cinco horas de duración con secciones variopintas del que se espera mucho porque, además de a la tertulia política que despedía Xavier Fortes, se ha zampado a «Las Mañanas de La 1» con María Casado en su última etapa, y al «A partir de hoy» de Máximo Huerta.

La elegida para presentar el magacín, Mónica López, quien nos explicaba el tiempo con todo detalle en los telediarios como jefa de Meteorología de RTVE, dice que el reto es ser líderes. El listón lo pone Ana Rosa Quintana, que se fue de vacaciones cerrando la mejor temporada en los últimos 12 años con un 18,7% de cuota de pantalla. Como regalo de bienvenida, en «La Hora de La 1» estará el mismísimo presidente del Gobierno, una presencia en televisión devaluada con tanta comparecencia ante los medios con la crisis sanitaria. Leire Pajín, Cristóbal Montoro y José Bono se anuncian como colaboradores.

Ana Rosa se tiene que conformar con entrevistar a José Luis Martínez Almeida en su primer día. Para los viernes, una mesa de políticos en la que se turnarán, entre otros, Andrea Levy, Rafael Hernando, Toni Cantó y Gabriel Rufián. En el elenco, la mayoría están alejados de los cargos público y son habituales de los platós, como Antonio Miguel Carmona, Juan Carlos Monedero, Elena Valenciano o Juan Carlos Girauta.

Todos muy sueltos ante las cámaras y apasionados en la defensa de sus posiciones ideológicas, como toca. No tanto cuando los tertulianos son periodistas en ejercicio que pasan por portavoces de partidos políticos más que como analistas de la actualidad. El nuevo director de la BBC llega advirtiendo de que quien quiera ser columnista o hacer campaña partidista en las redes sociales, se vaya buscando otro trabajo. Lo mismo podrían pensar en algunos diarios para frenar el bochorno diario del «periodismo» altavoz de consignas en las tertulias televisivas. Todavía hay algunos que piensan que, aunque sean empresas privadas, no todo vale en la profesión.