Hoy 27 de noviembre se celebra en España el Día del Maestro, en honor a san José de Calasanz Gastón (1557-1658). Referente educativo fundador de la primera escuela pública, popular y gratuita de Europa, la cual creció y se denominó posteriormente Escuelas Pías. En sus centros, abiertos a estudiantes de cualquier raza, credo o clase social, defendió una educación integral con el fin de lograr la felicidad del ser humano desde su niñez. Definió la buena educación como «el ministerio más digno, el más noble, el de mayor mérito, el más beneficioso, el más útil, el más necesario». Análogamente a la fecha que cada país dedica a resaltar este colectivo esencial, la ONU decidió fijar el 5 de octubre como Día del Docente a escala internacional.

El ejercicio docente es actor principal en la construcción de un futuro mejor. Es representativo, el fragmento siguiente del filósofo Immanuel Kant: «El ser humano no es, sino lo que la educación le hace ser […] no se debe educar conforme al presente, sino conforme a un estado mejor, posible en lo futuro, de la especie humana». Es importante valorar al colectivo docente como agente de cambio. Asimismo, es oportuna una mejor inversión en la educación de nuestros hijos, pese a que puede comprender concesiones en el presente.

Un entorno en constante cambio por los avances tecnológicos requiere formar a personas adaptativas y comprometidas. En este sentido, una metodología muy interesante es el trabajo cooperativo, porque ayuda a fomentar un concepto esencial en la sociedad: la colaboración. Implementar una colaboración activa en todos los ámbitos, logrará respuestas coordinadas para temas vitales, como el desarrollo sostenible, el cambio climático, así como también para la crisis sanitaria actual. Por ejemplo, en la investigación de la vacuna contra la covid-19, así como en su posterior producción y distribución a nivel mundial.

Este año, la grave crisis de salud pública repercute fuertemente en todos los ámbitos. El sector educativo ha sufrido periodos de educación a distancia, lo cual supone graves riesgos para la educación universal y para la igualdad de oportunidades entre el alumnado. La enseñanza aprendizaje no presencial crea brechas significativas entre el alumnado, condicionado por los recursos o el nivel de autonomía entre otros. Además, los vínculos sociales son fundamentales en periodos de crecimiento intelectual y personal. Por consiguiente, es necesario remarcar la importancia de la presencialidad en la educación.

El ámbito educativo es ejemplo de compromiso y colaboración, hecho que se ha acentuado con esta pandemia. Podemos constatar la intensa colaboración que existe entre los profesionales docentes, los cuales comparten con generosidad infinidad de recursos y buenas prácticas. Es igualmente destacable el incremento notable que ha experimentado la comunicación entre familias y docentes. La experiencia vivida ha evidenciado estas fortalezas y ha abierto el camino a nuevas oportunidades.

Contagiemos la cultura colaborativa a los poderes públicos, para construir un proyecto educativo común, sin vaivenes políticos. Encadenar sucesivamente una ley educativa tras otra acarrea consecuencias contraproducentes para todos. Asimismo, no son entendibles imposiciones ideológicas en el tema lingüístico, la diversidad de lenguas en nuestro territorio es una riqueza cultural y la formación en diferentes idiomas ventajoso para el alumnado. Es discutible la variación en los porcentajes (dentro de los mínimos establecidos: 25%) del uso vehicular de las respectivas lenguas, pero no es aceptable la exclusión por motivaciones políticas. Respetemos los derechos y libertades de las personas, valoremos la educación y prestigiemos el desempeño docente, lo cual repercutirá seguro en beneficio de todos.