Cada día se suceden muchos eventos: foros, seminarios, debates en los que, por lo general, son ellos quienes hablan, debaten, analizan, proponen… erigiéndose a menudo como representantes de la sociedad, cuando, en realidad son sólo son la mitad.

En el seguimiento que he realizado en diferentes ámbitos, desde la política, la sanidad, la digitalización, la economía, o en la fisioterapia, la infrarrepresentación de las mujeres resulta clamorosa. A menudo, ni aparecen y, en consecuencia, no tienen opinión y, por lo tanto, no existen. De nuevo el universal masculino domina la esfera pública. La invisibilidad de las mujeres, con las consecuencias que ello tiene, es la punta del iceberg de un retroceso en materia de igualdad. En este mismo medio dediqué algunas reflexiones a una foto del Foro La Toja en la que se decía: «Las mejores mentes reflexionan desde A Toxa sobre la respuesta a la pandemia». La ausencia de mujeres suscitó críticas hasta de los propios ponentes. Así, por ejemplo, lo señaló Josep Borrell en su ponencia: «La capacidad de ilustración mental debe estar estadísticamente distribuida por partes iguales entre hombres y mujeres. No creo que eso quede reflejado en la composición de este acto». Josep Piqué, presidente del Foro La Toja, también entonó un ‘mea culpa’ e hizo propósito de enmienda para futuras ediciones.

No obstante, se suceden con la misma constancia de un reloj suizo los programas, seminarios, encuentros... en los que la ausencia de mujeres es, no sólo evidente, sino hasta escandalosa. ¿No es curioso que no haya mujeres idóneas, incluso en ámbitos feminizados como la fisioterapia? Es lo que se preguntaba recientemente Cristina Monge en su trabajo ‘Eventos sin mujeres ponentes, eventos sin mujeres asistentes’, que toma el título de una campaña iniciada estos días en redes sociales como respuesta ante una invisibilidad incomprensible que evidencia una discriminación y propicia los desequilibrios de poder. La periodista concluye que «las mujeres siguen estando infrarrepresentadas en los centros de decisión y promoción de la innovación, tanto social como científica, tecnológica, etcétera. Y para corregir esta tendencia, la primera medida es incorporarlas a la esfera pública». Recordemos que ya, en 2018, se puso en marcha una campaña muy potente, #NoSinMujeres, que animaba a los hombres a no participar en ninguna actividad en la que, por lo menos, no hubiese una mujer. La campaña ‘Eventos sin mujeres ponentes, eventos sin mujeres asistentes’ no es un boicot, sino «una llamada a la cooperación de todos los profesionales en beneficio del talento sin distinción de género», afirma Mar Castro, experta en comunicación e impulsora de la campaña en Twitter. Hay grandes ponentes hombres y mujeres en todas las disciplinas, sólo hace falta voluntad y sensibilidad para hacerlo.

Vivimos inmersos en el mundo de la comunicación en el que una imagen, una foto, tiene, a veces, más fuerza que las palabras. Los eventos se difunden a través de las galerías de fotos de los periódicos. Si estás o no en la foto, con quién estás, son indicios que traducen el lugar que ocupas dentro de la organización, tu empoderamiento. Seguro que saben a lo que me refiero, de ahí la importancia de incluir a mujeres ponentes, no sólo entre el público; de ahí la importancia de esas fotografías inclusivas para dar cuenta de que la sociedad es variada, está compuesta de hombres y mujeres. Contar con el saber de las mujeres debería ser un imperativo en el mundo de la información y la comunicación porque es sinónimo de riqueza, de pluralidad, y de inclusión. Me dirán que es difícil porque a veces no hay mujeres en la dirección de las organizaciones o al frente de las instituciones -entienden ahora la importancia de que haya mujeres en puestos de decisión- y se invita al representante del organismo o la institución que suele ser un hombre. Eso fue lo que ocurrió en una actividad que suscitó no pocas críticas en las redes. Una asociación de empresarias de León organizó el pasado 18 de noviembre un panel titulado ‘La importancia de las mujeres en los consejos’ compuesto sólo por empresarios. Al indagar, descubrimos que la iniciativa partía de ellas; querían que los hombres hablasen del porqué no hay mujeres en los cargos directivos. Triste realidad que malinterpretó lo que, en principio, nacía como una reivindicación. El cartel ha desaparecido de las redes.

La semana pasada se celebraba el evento ‘Digitalización, ciberseguridad y transformación digital’. En la foto, sólo aparecía una mujer, la consellera de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital, Carolina Pascual. Sin embargo, la digitalización es clave para las mujeres y para el futuro de la sociedad, y en la actualidad contamos en el sector TIC con muchas y valiosas profesionales que desarrollan un magnífico trabajo en el ámbito de la transformación digital a la que tienen mucho que aportar. Todos estamos interpelados -hombres y mujeres- por igual, también los medios. Sirva de ejemplo el ministro Pedro Duque, que declinó esta semana intervenir en unas jornadas por la desproporción de los ponentes -17 hombres frente a 2 mujeres. En unas horas, el desequilibrio quedó subsanado. El debate está en la calle y por supuesto en las redes. A veces puede ser tedioso llevar la lupa violeta en el bolsillo, pero no queda otra en este mundo en el que el mensaje es esencial, de manera que repite, repite que algo queda.