En honor al ministro Illa voy a citar a Platón y a Descartes (para ser más precisos o exactos, dado el amor de los dos clásicos por la matemática: creo que voy a citarlos, aunque ¡vete a saber tú!). Decía Platón que hay cosas que sabemos aunque no lo sepamos, pero que, sobre la base de un lenguaje compartido y bien dirigidos, por otros o nosotros mismos, podemos llegar a recordarlas. Se trata, por lo visto, no tanto de que haya conocimientos innatos que están en nosotros, como de que está en nosotros la capacidad de llegar a ellos, porque hay cosas que no podemos ignorar si pertenecemos a la casa de Menón.Por su parte, Descartes nos decía que dos son las fuentes del error: la precipitación y la prevención. La precipitación viene a ser una ‘eyaculatio praecox’ del juicio; siendo la prevención un empecinamiento de la voluntad por mantenerse en los prejuicios de la imaginación frente a la claridad y distinción de algunas ideas. Como un estreñimiento, vamos.Cito a estos dos clásicos porque llevamos tres semanas dándole vueltas viciosas al significado de ‘allegados’, y sospecho que esas vueltas no lo son por la docta ignorancia del que duda sin certeza alguna, sino por el empecinamiento del que busca algún rédito tonto socavando la autoridad bien ejercida del ministro, o del tonto el haba que le exige al lenguaje común de los demás una mayor e imposible precisión y exactitud que la exigida por el primer Wittgenstein al lenguaje ordinario, ¡qué vulgaridad!. Ante tanta monserga, yo creo como el ministro Illa y Platón que no debemos parecer más tontos de lo que somos y que «todos entendemos quién es un allegado», y lo entendemos porque esa palabra forma parte de ese lenguaje común que compartimos y usamos con sentido. Y si a pesar de todo alguien tiene dudas o se le cuelga la reminiscencia por falta de cobertura, pregúntele a su abuela, ¡oiga!, que conoce a Menón de toda la vida. Hay gente, sin embargo, que practica la prevención cartesiana o retención de líquidos y prefiere seguir preguntando, así en las ruedas de prensa como en el parlamento, «¿qué cosa es un allegado?». En fin, como he llegado al final del allegado y estoy «infoxicado» (Gamper), solo me queda agradecerle al ministro Illa i Roca su esfuerzo y su paciencia frente a las embestidas de tanto patriobajero.