“Ni quien la practica ni quien la sufre sabe la verdad”, comenta la antropóloga Idoia Ugarte en la web Efeminista sobre el espeluznante rito de la mutilación genital femenina. ¿Cómo erradicarla? Con educación sexual, información y conocimientos reales sobre las costumbres locales.

“En nuestra cultura los hijos varones gozan de la máxima libertad y no tienen deberes ni obligaciones de ningún tipo. Siempre he envidiado esa libertad de la que disfrutaba Mohammadu, sobre todo porque podía expresar su opinión sobre las cosas de la vida. Algo que a nosotras las mujeres, no nos está permitido” confiesa la nigeriana Safiya Hussaini en Mi vida. La lucha de una mujer contra la lapidación.

Sociedades patriarcales sustentadas en la supremacía del hombre pueblan el planeta, todo un aparato económico, social y religioso concentrado en su prepotencia. Rosa Regás escritora barcelonesa, exdirectora de la Biblioteca Nacional de España, prologa el libro antes citado puntualizando que existen mujeres a las que “sólo se les concede la salvación a través del hombre”. ¿Cuántas horripilantes maquinarias se han instalado para sustentar tal hegemonía?

A menor progresía, naturalidad y libertad más se abanderan prácticas violentas y machistas que inmolan a la mujer. Malicias económicas, espirituales, sociales, psicológica, culturales y físicas se cuelan por las costuras de todas las colectividades donde un entramado de reglas, usos y cultos avivan en el hombre “esa sensación de ser los amos de la creación”, según Regás.

Seis de febrero, Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina.

Hemorragias, mala cicatrización, infecciones genitales, fístulas, problemas al orinar, partos imposibles con abundantes sangrías, traumas psicológicos y sexuales, penetraciones hirientes. “Sentí a Yussuf jadear encima de mí sin compartir su placer, quizá porque me habían mutilado el clítoris, según la costumbre de nuestro pueblo” relata Safiya sobre su primer coito a los trece años en un matrimonio concertado.

Tema tabú es el de la mutilación genital femenina que sale a la luz mediante declaraciones de víctimas como Waris Dirie, traumatizada en cuerpo y mente a los cinco años tras su mutilación Actualmente es activista y fundadora de Desert Flower Foundation contra la mutilación genital, además de autora junto a la estadounidense Cathleen Miller del éxito literario, biográfico y cinematográfico Flor del desierto.

“El dolor cambia al hombre (mujer), aquel (aquella) que ha experimentado el temor al dolor no es ya (la) el mismo que era antes, la experiencia (la) lo ha marcado en forma indeleble. “El hecho de haber sufrido no pasa” aunque pase el dolor”, recoge uno de los capítulos del Manual de Psicología y Fisiología del psicólogo Rubén Ardila.

En Europa, Inglaterra utilizó la mutilación genital externa en terapias para trastornos sexuales como la ninfomanía en mujeres. ¿Cuándo aprenderá la humanidad a salvaguardarse de sí misma?

A Renee Bergstrom, coetánea doctora norteamericana, un médico que consideraba la masturbación pecaminosa le cortó el clítoris cuando, con tres años, su madre la llevó a consulta porque la niña se tocaba

“En mi pueblo nacer niña es una maldición” afirma la autora cisjordana del libro testimonial Quemada viva.

“Violar a una mujer afgana es obligarla a casarse con el violador, o condenarla al exilio o la muerte”, confiesa en Cara robada, una mujer, bajo pseudónimo, sobre la “misoginia” del poder” que en su país suprimió “todos los derechos personales, civiles y políticos de la población femenina”.

Herencias perversas de tortura hacia las mujeres sirven de encarnizado escarmiento para la disidencia. Humillación, violaciones, vejaciones sexuales, ataques a los geniales femeninos son marchamo machista de estamentos del poder represivo. En el programa radiofónico Linterna de Diógenes una de las lecturas del libro La tortura en la España Contemporánea trataba de cierta detenida por el franquismo que sufrió cargas eléctrica estando completamente desnuda “Yo creo que quien me las puso fue Arias Navarro”, el “carnicerito de Málaga” (FET y JONS y Alianza Popular), presidente del Gobierno, apodado “el orejas”, chivato de Queipo de Llano, notario y fiscal, según se recaba en www.arinoconsultores.blogspot.com

Más valiosas para el hombre, más fieles, vírgenes hasta el matrimonio, más hacendosas, purificadas, más fértiles, que dan más placer sexual al hombre (mientras el propio desaparece) son ventajas que se transmiten sobre el tormento de la mutilación genital femenina. ¿Para qué unos genitales tan feos y tan grandes? Cuestionan. También se socava el instinto maternal haciéndoles creer que durante el parto si la criatura roza el clítoris su vida corre peligro. Mujeres no mutiladas genitalmente tienen prohibido tocar alimentos y agua según informa Macarena Baena directora de la página de igualdad www.efeminista.com.

Sobre las crueldades sufridas en la infancia el psiquiatra español Luis Rojas Marcos dictamina que son: “Lecciones destructivas que los padres enseñan a sus hijos cuando los maltratan”

En España, desde el año dos mil quince, existe un protocolo de compromiso preventivo contra la mutilación genital femenina a fin de que los denominados “viajes” familiares a la tierra natal no conlleven esta práctica en niñas engañadas. Tres mil seiscientas en nuestro país corren ese riesgo. Niñas ya integradas en otra cultura y con acceso a educación. ¿Por qué la violencia se valora como pertenencia al grupo? Niñas que hacen el “viaje” son examinadas por un profesional médico que confirma la no mutilación. De seis a doce años es la pena en España por este delito. ¿Por qué sólo doce comunidades españolas utilizan el protocolo preventivo? ¿Por qué en algunos países occidentales no está penada la mutilación genital femenina?

Barcelona, Girona y Madrid encabezan el listado de ciudades españolas con mayor riesgo del “viaje”, seguidas por Comunidad Valenciana, Aragón y Andalucía.

Tres millones anuales de niñas mutiladas genitalmente ¡jamás! olvidaran el horror, desamparo y dolor de ser cortadas con cuchillas de afeitar o cuchillos, ser sujetadas con las piernas abiertas por mujeres de su entorno cercano. Experiencia atroz cuyo grado sumo es la circuncisión faraónica (infibulación) que, tras la costura, deja un mínimo orificio para la orina y sangre menstrual, siendo para el coito marital cuando se raja (desinfibulación).

¡Terrorismo contra las mujeres! ¿Quién salvará a las cuatrocientos treinta millones de mujeres y niñas que serán víctimas de este tormento durante la década venidera?

¡Basta ya!

“La vida siempre termina, no necesito ser sumisa. Si la sumisión es la condición de mi vida, no necesito esta vida en esclavitud” traduce Esther Andrés Gromache lo escrito en Cara robada.