Llegó el acuerdo entre PSOE y PP a cuenta de la renovación del Consejo de Administración de RTVE. Una verdadera lástima que haya sido este pacto el primero de la legislatura con una pandemia a cuestas y, al mismo tiempo, que hayan pasado más de dos años desde que se inició el proceso de concurso público a fin de encontrar a los mejores candidatos para acabar eligiendo a dedo, como siempre. El procedimiento final de selección de personal ha dejado bajo mínimos la intención de regeneración que plasmaba la reforma de la ley de la radio y la televisión de titularidad estatal titulada «para recuperar la independencia de la Corporación RTVE y el pluralismo en la elección parlamentaria de sus órganos».

A socialistas y populares no debieron gustarles los 20 nombres que resultaron de la baremación de méritos y evaluación de los proyectos de gestión para RTVE realizada por un comité de expertos, ahora bastante cabreados por la falta de respeto a su trabajo de siete meses. Estudiar el BOE que recoge las puntuaciones de los 95 candidatos al detalle y la corrección a ciegas de las propuestas de futuro es descorazonador. Penoso también es que la excusa esgrimida para echar por tierra toda esa labor haya sido la falta de paridad tras el fallecimiento de la primera de los 20, Alicia Gómez Montano, en lugar de incorporar a la siguiente mujer de la lista, como es de sentido común y práctica habitual. Así, solo tres de los diez nombres pactados figuraban entre los mejores, entre ellos el que será el presidente, José Manuel Pérez Tornero, con la quinta mejor puntuación general y con un excelente proyecto. Dos estaban a las puertas, eso sí, Juan José Baños en el puesto 21 y Ramón Colom, en el 22.

En relación a la propuesta de gestión presentada, lo que une a los siete repescados es que ninguno la aprobó. Sobre 30 puntos, sus calificaciones oscilan entre el 10,3 de Consuelo Aparicio y el 0 de Jenaro Castro, que presentó un texto que no se ajustaba «a ningún aspecto susceptible de ser considerado proyecto».

El concurso público quedaba bonito pero al no salir como esperaban, nuestros políticos procedieron a seguir con una deplorable costumbre patria: colocar a los nuestros, a los tuyos y a los míos, como sucede para vergüenza del sistema en otras sacrosantas instituciones que tanto tiempo pierden y hacen perder en cumplimentar currículums según complejos baremos que después retuercen a su conveniencia para meter a quien quieren sin respetar lo más mínimo los principios de lo público.