Como muchos de mi generación, yo estudié una de esas titulaciones universitarias que constaban de seis cursos. Eran seis largos y exigentes años, que uno pasaba con amor y con mucha dedicación de la mano de profesores excelentes (siempre recordaré a Vicente Conejero y a Eduardo Primo Yúfera). Yo, por ejemplo, disfruté de una beca de colaboración que me hizo ver claro mi futuro como investigador y profesor. También estaban las primeras Erasmus o las prácticas en empresa. Pero todo aquello no es comparable a las oportunidades que tiene ahora el estudiantado de la Universitat Politècnica de València, y mucho menos al rico y diverso catálogo de experiencias que queremos construir para los estudiantes del mañana.

Eso es lo que queremos construir: una Universitat rica y diversa, en la que todas las personas convivan en igualdad de oportunidades, libres de discriminación y libres para construir la carrera que sueñan. Por eso, para el estudiantado crearemos la Escuela de Generación Espontánea, pondremos en marcha un programa de virtual exchange con universidades top nacionales e internacionales, e implantaremos el año sabático de generación espontánea. También vamos a impulsar el aprendizaje por servicio, para que nuestros alumnos se formen resolviendo problemas de la comunidad y mejorando el entorno. Pondremos los medios para que más estudiantes puedan vivir la experiencia del intercambio internacional y nos comprometemos a prepararlos para una sociedad global. Reforzaremos la formación en emprendimiento y ampliaremos las prácticas en el extranjero porque tenemos la certeza de que implicarse en problemas reales es la mejor manera de adquirir conocimientos y aprender lecciones de vida.

Para el personal docente e investigador, crearemos una Universitat en la que su labor es verdaderamente valorada. Por eso vamos a implantar un sexenio docente interno, con un reconocimiento equivalente a un sexenio de investigación. E impulsaremos más de 80 medidas que servirán para que todos sus méritos y esfuerzos sean tenidos en cuenta: mejoraremos las condiciones del personal investigador contratado y dignificaremos la figura del profesorado asociado como profesional que aporta su experiencia a la UPV. También vamos a brindar a los grupos de investigación el apoyo administrativo y de gestión acorde a la universidad que ambicionamos.

Queremos dar un salto en la oferta y los servicios digitales docentes de la UPV. Reduciremos las tareas burocráticas y dotaremos a los procesos de la máxima sencillez. Nos comprometemos a darle estabilidad al personal de administración y servicios, regular el teletrabajo como un instrumento valioso de modernización y combatir la interinidad de larga duración que en ocasiones soporta. Y no menos importante, presentaremos una modificación de los Estatutos para que el PAS pueda ejercer la dirección de un vicerrectorado.

Aunque parezca un reto colosal, nuestra propuesta es realista y está fundada en cifras y datos. Es un programa ambicioso, de eso no hay duda. Pero es también un programa sensato que cuenta con el aval del equipo que lo llevará a cabo: en el primer anillo, once personas al frente de los vicerrectorados que reúnen una sólida experiencia de gestión, un destacado perfil académico e investigador y un gran amor y respeto por nuestra Universitat. Y, a continuación, una comunidad universitaria excepcional, ingeniosa y comprometida, capaz de superarse incluso en épocas de recortes o pandemia.

Todos conocemos el enorme potencial de la UPV. Sabemos que puede mejorar si facilitamos la labor de las personas y optimizamos los recursos. Solo necesitamos favorecer y valorar el tiempo y el enorme trabajo que realizan los docentes e investigadores, los profesionales de administración y servicios, y los estudiantes. Juntos hemos construido la Universitat que hoy tenemos y juntos la haremos llegar más lejos.