La Generalitat ha puesto en marcha el proceso de elaboración de presupuestos participativos, pero conviene aclarar las cosas para que la ciudadanía no ande confundida y no dé por hecho que son lo que literalmente indican esas dos palabras.

En primer lugar, hay que aclarar que los 125 millones que se tienen que concretar en proyectos para inversiones que acabarán siendo votados por la ciudadanía representan entre el 0,5 y el 0,7 % de los presupuestos de la Generalitat, según si se incluyen o no los gastos de financiación. Por tanto, hablar de presupuestos participativos de la Generalitat resulta pretencioso y lleva a equívoco. Proponemos otro nombre: Consulta ciudadana para el desarrollo de proyectos de inversión territorial.

Además, el proceso por el cual se seleccionan los proyectos que acabarán siendo votados telemáticamente, es una copia de lo que se ha desarrollado en la ciudad de València. Partiendo de que desde la perspectiva de las organizaciones vecinales la experiencia no ha sido positiva, al pasar al nivel autonómico, dada la complejidad del agrupamiento de las comarcas en siete grandes áreas, en la mayoría de los casos poco afines y algunas de las cuales agrupan a más de setenta pueblos dispersos y con poca conexión entre ellos, es previsible mayor lío y confusión para el 0,5 % de los presupuestos en manos ciudadanas.

Nuestra posición crítica se basa en los siguientes razonamientos:

1. Minusvaloración de las entidades sociales al establecer un puenteo de las mismas recurriendo a las propuestas individuales (nueva versión del liberalismo más radical) que acaban siendo votadas por los interesados con una mayor motivación particular, excluyendo la reflexión colectiva y representativa y excluyendo también a aquella parte de la población que mantiene una brecha digital insuperable.

2. Las propuestas aprobadas pueden encajar o no en las necesidades objetivas y cuantificables de un agrupamiento comarcal o de la propia comunidad; se valora mucho más el hecho de votar que lo que se vota.

3. Puede convertirse en una fuente de conflictos entre poblaciones y entre personas, por ejemplo personas que no viven pero que votan y les hace gracia la propuesta que no van a vivir.

4. Pueden aparecer grupos de interés, incluso intereses políticos de la propia institución local o autonómica, que mediante resortes propios influyan en determinados sectores de la población.

5. El desconocimiento de los planes institucionales, la confusión competencial y la falta de soporte técnico hacen que muchas propuestas decaigan y sólo aparezcan como buenas las que los especialistas generan desde un despacho. Aparecerán intereses particulares e ideológicos de minorías activas socialmente.

6. Se producirá una gran dispersión de la inversión en pequeñas cantidades que agrupadas y dirigidas a necesidades objetivas podrían ayudar a resolver problemas concretos.

7. Sobre el 99,5 % restante del presupuesto , que es lo importante, no hay mecanismos suficientes de conocimiento y participación para que la ciudadanía sienta justificadas las partidas fundamentales, no se recogen opiniones y ni se maduran con el consenso de las entidades sociales.

Estas razones no excluyen que existan consultas ciudadanas para el desarrollo de proyectos de inversión territorial, pero afirmar que esto es participar en los presupuestos de la Generalitat es una broma. Desde CAVE-COVA creemos en los procesos participativos y en el caso de los presupuestos de la Generalitat nos parecería oportuno generar procesos de información-consulta sectoriales en los que participaran las diferentes entidades que pueden aportar su punto de vista sobre las intenciones de cada conselleria, en especial en los capítulos de inversiones o fiscalidad, por ejemplo. Nos interesa saber qué presupuesto hay para potenciar los servicios públicos (educación, sanidad, transporte...), la cultura, o qué propuestas y qué inversiones se plantean en un necesario cambio del modelo productivo valenciano, qué inversiones se plantean para el principal problema de nuestros barrios que es el paro en general y en particular el juvenil.

CAVE-COVA va a proponer en el proceso de consulta ciudadana para el desarrollo de proyectos de inversión territorial proyectos muy sencillos y fáciles de entender:

a) Ampliación del parque de vivienda público en régimen de alquiler social. Tanto en la parte de agrupación de comarcas como a nivel autonómico, con el total de los 125 millones de euros distribuidos proporcionalmente.

b) Ampliación del número de residencias de mayores (centros de día/residencias) de gestión pública.

c) Utilizar los 22 millones de las comarcas de l’Horta para contribuir a resolver de forma definitiva los problemas de contaminación de l’Albufera (depuradora, colector...), recogida de la paja del arroz y su uso para materiales tanto de construcción como de otro tipo (faltarían otros 80 millones que deberían provenir de Europa, Generalitat y ayuntamientos).

Cualquiera de ellas son propuestas generadoras de empleo y concentrando la inversión resolveríamos problema serios de la población. Orientando las inversiones así cambiarían algunas las cosas de verdad, sin juegos florales.