Nuestros hijos y nuestras hijas nacen sin un libro de instrucciones. Y, aunque todas las dudas se van despejando con el paso del tiempo, cuando llegas del hospital a casa y los miras, te invade una sensación raruna de soledad y desconocimiento absoluto. Por mucho que hayas leído y por mucho que te hayas preparado. De repente, sí, de repente, hay un nuevo ser pegado a ti 24 horas al día, del que desconoces qué va a necesitar en cada momento, qué debes esperar de esta nueva relación y, sobre todo, cuál debe ser su desarrollo físico, intelectual y emocional sano y normal.

Si a todo este enjambre emocional le añades que tu hijo o hija necesita de servicios de atención temprana, ese desconocimiento y esa soledad se pueden multiplicar hasta límites insospechados.

Los servicios de atención temprana van dirigidos a niños y niñas entre 0 y 6 años -y sus familias- que nacen con alguna patología o trastorno o que corren el riesgo de desarrollar en cualquier momento. La intervención de un equipo multidisciplinar consigue fomentar el desarrollo más autónomo, independiente, sano y funcional.

Mi hijo Luca tuvo un infarto cerebral y dos derrames a las 48 horas de nacer. Desde entonces, necesita de esa atención temprana a la que todavía vamos de forma regular. Cuando llegamos a Asindown hace dos años, por fin pudimos resolver parte de las dudas que nos inundaban. Supuso como una brújula en un momento de desorientación absoluta; el trabajo que se produjo mano a mano y abrazo a abrazo con la terapeuta de Luca fue fundamental para conocernos, para trabajar con él los posibles efectos secundarios que pudiera tener y para marcar el camino de trabajo que permitiera su máximo progreso. Pero, sobre todo, fue fundamental para mí. La terapeuta de Luca se convirtió en la profesional que necesitaba para hablarle de mis miedos, de mis dudas, de mi desconocimiento. Y a la vez que trabajó con Luca me explicó, me tranquilizó, normalizó y me acompañó. Sin nunca soltarme de la mano. Y es que cuando un bebé al nacer requiere de atención temprana por la razón que sea, también la familia necesita de esa atención, aunque no seamos conscientes en un principio o aunque pretendamos negarlo fruto de la propia inseguridad que el escenario nos vuelca.

Con los servicios de atención temprana que recibimos en Asindown hemos conseguido reducir los efectos, mejoramos día a día el desarrollo general, evitando efectos secundarios asociados a esos trastornos. La atención a las familias, la planificación concreta de la intervención de forma coordinada en todos los aspectos cotidianos y el proceso de acompañamiento resultan imprescindibles para vislumbrar el avance y tener cerca los apoyos que necesitamos para alcanzar nuestras metas.

La atención temprana no es una hora a la semana de consulta médica. Es un trabajo en equipo constante entre los terapeutas y las familias. Nos acompañan y nos dan las pautas para continuar el trabajo en casa. Nos enseñan una nueva forma de relacionarnos con nuestros peques, donde ya no basta solo con el amor. Ahora también entra la observación, los juegos con un objetivo específico, las actividades con las que les vamos a ayudar para que todas estas patologías se desarrollen lo más mínimamente posible. Sin el acompañamiento de la terapeuta de Luca, sin su tranquilidad y su confianza ciega en mí, sin su «Vero, ayúdame con esto», sin su «observa porque es como tienes que acompañar a Luca a partir de ahora», yo habría sido incapaz de ayudar a Luca.

Hoy, Día Mundial de la Atención Temprana, me siento con la libertad, el derecho y la obligación de reivindicar la importancia de una constante inversión pública en programas multidisciplinares que pongan al alcance de todas estas familias los recursos necesarios para hacerle frente a esta etapa tan complicada, sin interminables listas de espera -nosotros estuvimos esperando algo más de un año- y con los mejores profesionales que ya tenemos en nuestros centros.

Los servicios de atención temprana no están para salvar a nuestros hijos. No son la cura de ningún mal. Los servicios de atención temprana y los terapeutas de atención temprana son nuestro salvavidas, nuestra hoja de ruta y nuestra tranquilidad en un momento de incertidumbre y mucho miedo.