“Los dioses están hechos a la medida de los hombres”, afirma la escritora venezolana afincada en Madrid, Michelle Roche. Deidades que surgen ante las preguntas de la humanidad y como base de jerarquías inviolables. Statius (Publi Papini Estaci) poeta de la Roma antigua afirmaría en uno de sus versos que: “Lo primero que dio origen a los dioses fue el temor”. Miedo que, a día de hoy, se azuza con novedosas e idóneas maneras para aposentar ídolos de corte menos maravilloso.

De nada sirve querer escabullirse de la realidad antropológica que sumerge al ser humano en el cuadrante que le pertenece como animal. “Siento que somos como las efímeras polillas” declaraba el fallecido Stanislaw Lem en una de las proyecciones presentadas por el doctor valenciano en Física y desarrollador de programas de realidad virtual Salvador Bayarri, durante la inauguración de la tercera edición del Golem Fest Valencia. “Siento tanta pena por esta horrible criatura” dictamina, refiriéndose a un humano, en un corte cinematográfico, uno de los seres de ciencia ficción creados por el genial escritor polaco judío, en su novela Diario de las estrellas.

“Has sido viciosa y necesitas un escarmiento”, leyó Roche de su novela Malasangre, en la que aborda el vampirismo desde la vivencia de una joven hematofágica (se alimenta de sangre). Diana, como protagonista, posee fuertes connotaciones reivindicativas ante la creciente sociedad dominante venezolana de economía petrolera en su época. “Por fin me salieron los colmillos, lo mordí porque se lo merecía”, relata esta vampira ante el violento ataque lujurioso de “Don Juancho”, individuo enlazado con al poder dictatorial de su hermano Juan Vicente Gómez, “un dictador que no sabía leer ni escribir” que llegaría a Caracas con un “compadre” y estuvo “chupando la sangre del país”. “Los dictadores no han venido de veinte años para acá, yo no tengo que decir en España lo que es una dictadura”. Cualquier “dictadura también está en el interior de nuestras familias” comenta la crítica literaria. Autocracias de cercanía, generalmente enarbolando el patriarcado, son alentadas por monstruos abusadores. ¿Dónde la vida? Pandemias, apagones, desastres, hambrunas. ¿Hasta cuándo acomodarse al vampirismo de agentes privados y rancias familias capitalista que se limitan -como mucho- a “bla, bla, bla”? ¿Existe el vampirismo que conserve un soplo de humanidad? Enric Balasch y Yolanda Ruiz en la Breve introducción a la Mitología publicada en su Diccionario de Mitología Universal escriben: “El hombre se convirtió en el más importante de los mitos al tener una visión egocentrista de su existencia”,

Autoproclamada escritora obsesiva y “muy fan de la literatura del vampirismo del siglo diecinueve”, la conferenciante manifiesta en esta obra el despertar de arrebatos consonantes con cambios orgánicos, como el sufrido por el personaje de Diana “cuando le viene la regla”. Esa visión sanguinolenta que emana de su cuerpo detona “la lujuria asociada a la sangre”. ¿Cuántas adolescentes en la época franquista se traumaron al tener la menstruación y no saber qué era lo que les pasaba? ¿Por qué hay ¡gente! con sueldos pagados por el pueblo, que grotescamente defienden la ignorancia y superchería sexual en planes educativos nacionales? ¿Cuánta fabulación manipuladora ha de recaer ¡todavía! sobre el cuerpo de la mujer? Theda Bara “Theodosia Burr Goodman), actriz estadounidense del cine mudo, se posicionó en el imaginario público como la “vamp” por antonomasia, “la gran mujer lujuriosa del siglo veinte”.

“Llegó el tiempo en el que un gran vampiro sobrevolará nuestro organigrama planetario” se pronostica en el capítulo: Breve semblanza del vampirismo cotidiano en el siglo XX, principios del XXI, integrado en la obra escrita por A.S.G.

¿Por qué atiborrar de abalorios y folklorismo la imagen de algo tan de suelo como el querer sorberle la vida a alguien? Entornos sencillos, próximos, santificados y encumbrados ventajosamente generan crueles y lesivas vampirizaciones. Pederastas eclesiásticos, amistades envidiosas, madres y padres manipuladores. “La sombra de los padres es muy importante para nuestra formación” comenta Roche citando al psicólogo suizo Carl Gustav Jung. ¿Qué pensaran las y los adolescentes de sus padres y madres cuando públicamente, con declaraciones o soflamas, actúan retrógradamente?

¿Quién no recuerda “sentirse monstruos y monstruas en la adolescencia” Un periodo indescifrable el de la pubertad en el que angustias, culpabilidades, envidias y obsesiones emergen ajustadas a toda crisis juvenil. Crisis en ocasiones tan pertinaz que puede durar hasta cumplir el cuarto de siglo. El doctor francés Pierre Mâle considera que cualquier adolescente concibe de diferente manera el mundo “y que proyecta en él valores personales muy marcados y una intensa afectividad. A menudo se presenta realmente muy perturbado por la neurosis-e incluso la psicosis- del padre o de la madre”.

Robots, fantasmas, ciencia ficción hard (rigurosa con la ciencia y tecnología), mitología, terrores, librojuego, narrativa interactiva, exposición “Brujas blancas y hadas negras”, historias vampíricas, steampunk (ambientación retrofuturista), horrores, delirios, entrega del Gòlem de Honor a la escritora eldense y docente en la universidad austríaca de Insbruck Elia Barceló y la distopía y fantasías LGTBI tratadas por el escritor donostiarra, autor de El muro, Óscar Hernández-Campano en compañía de Eley Grey e Irene Robles, son algunas temáticas y actividades del festival.

“¿Qué hago con la luz? ¿Cómo situar a una vampira?” cuando la historia contada transcurre en un país cálido cuya luz es ingrediente principal. “Moore, (Christoper Moore), dijo que “se chamuscaban bajo la luz”. En contraposición a este novelista de fantasía cómica, Roche defiende el ser “una falacia la prohibición del sol a los vampiros. Si existe la sangre sintética, ¿por qué yo no puedo poner a Diana Gutierrez (la protagonista) bajo el sol?”.

¿Para cuándo enfocar las cloacas y entresijos de estamentos privilegiados donde se revuelven y germinan infectos vampirismos? ¿Por qué no iluminar con potentes focos de cine la pasarela de representantes públicos que utilizan prebendas del cargo para provecho particular: coche oficial para ir a la peluquería o llevar a amistades, plantillas de servicios públicos haciendo de recaderas trayendo y llevando muebles o juguetes, de casa al chalet, del o de la mandamás en activo? ¡Luz para achicharrar vampirismos! “El mito del vampiro siempre puede reescribirse”.

“En la Biblia el gòlem se refiere a la figura humana…una alegoría de Adán”. La también periodista Michelle Roche añade que “es la imagen del escritor sobre la Tierra, el gran problema del gòlem era que no hablaba, ¿cómo hubiera sido nuestra vida si no hubiésemos sido el homo sapiens?”. “Uno de los grandes mitos de Borges” es el gòlem (ser creado artificialmente). ¿Por qué a la literatura de género se la trata de menor? ¿Por qué no se accede a premios de relumbrón literario con novelas de ciencia-ficción, terror o fantasía? ¿Qué problema existe con aquellas artes que rompen cánones? “Literatura especulativa es cuando tú echas a andar un gòlem”. Postapocalípsis, apocalípsis, historia alternativa, distopía, utópico, horror, ciencia ficción, fantasía. ¿No suena a actualidad plasmada en medios de información? ¿Moldeando cerebros a la época fraguada?

“Soy muy fan de la literatura del vampirismo del siglo diecinueve” admite la conferenciante.

Dos mil veintiuno es el año de Stanislaw Lem, alguien que ya en la infancia sorprendió por su evaluación de ciento ochenta y cinco puntos en inteligencia-“el chaval era un genio”-obras ilustrativas como Solaris, interpretada en cine por George Clooney, bajo la dirección del oscarizado Steven Soderbergh, impactan con frases como: “No queremos otros mundos sino espejos”. ¿Qué esperamos la humanidad del cosmos? ¿Quién duda de la pericia de un planeta capaz de subsistir a pesar de perpetuos ataques humanos? En otra de sus creaciones Lem pone en boca del Gòlem XIV la reprobación a la humanidad además de alentarla a continuar: “Tienes que seguir adelante no hay más opción…Tu mente encontró el vacío detrás de las cosas”.

Opinaba la escritora suiza de finales del siglo dieciocho principios del diecinueve, Anne Louise Germaine Necker baronesa de Staël-Holstein que: “El ingenio consiste en apreciar el parecido de cosas que difieren entre sí, y la diferencia de cosas entre sí iguales”.