Alianza, sinergia, «competencia»… esos fueron los términos más repetidos en el Business Forum organizado por el aeropuerto de Castellón y que están muy presentes en su zona de actividades complementarias como ejemplos tangibles.

Apuesta real por ese futuro inmediato que, ahora y por fin, está en boca de políticos, administración, agentes sociales y empresariales y, cómo no, profesionales y que no es otro que aquello que, como Ingenieros Industriales, llevamos años reivindicando: la industrialización de nuestra economía.

Comercial e industrial, como gran binomio empresarial que se da en nuestras infraestructuras aeroportuarias y portuarias, donde sectores hasta ahora tractores de nuestra economía, como son el cerámico, la automoción, el textil, la madera, el químico, el plástico o los sectores auxiliares metalmecánico, tecnológicos o logísticos, entre otros, confluyen con los sectores aeronáuticos, aeroespaciales y navales.

Sectores y actividades, todos ellos, no exentos de la actualidad que nos precipita al cambio de época al que nos aboca la digitalización, los cambios de modelos energéticos y una transición ecológica y medioambiental sostenible. Y esta la hemos de afrontar sin merma social y con clara apuesta por el reto de crear empleos estables y de calidad como necesidad de un progreso socialmente responsable. Y también con apuesta por la transformación de puestos de trabajo de bajo valor por aquellos de alto valor añadido y en los que la I+D+i esté más que presente y sea tractora de nuestra sociedad.

Pero para conseguir ese fin, hemos de dotarnos de herramientas donde impere el talento gracias a medidas que fomenten la creación de perfiles profesionales que permitan abordar la evolución del sector industrial con personal y plantillas preparados para la adaptación a los cambios más estructurales que la industria está viviendo.

Industria, como la aeronáutica, no ajena a la situación existente derivada de la pandemia sanitaria o de la crisis económica y energética de estos días. Sector aeronáutico que se prevé supere la COVID19 en el 2026 tras haber reducido su flota un 20% y con ritmos de producción y entrega de nuevos aeroplanos que no volverán a ser los del 2018 hasta, al menos, el 2026, siendo una consecuencia directa la reducción de llegada al mercado de nuevos aviones y del tamaño de flota en la próxima década.

Pero en Castellón, en su aeropuerto, esa amenaza la están sabiendo convertir en oportunidad, puesto que ante recortes de producción (como los de AIRBUS en un 34% el pasado mes de abril) o del número de operaciones por los bloqueos de movilidad (el SARS Cov2 provocó que hasta un 90% de los aviones de las aerolíneas quedasen en tierra en lo peor de la pandemia) han abierto ventanas industriales. No sólo enfocadas a lo comercial o a la logística sino, también, hacia el mantenimiento y conservación de flotas. Así como al desmantelamiento y revalorización de aeronaves y sus componentes, puesto que es una realidad que gran parte de los aparatos que fueron dejados en tierra no han vuelto a levantar el vuelo. Y algunos de estos no lo volverán a hacer, lo que ha provocado que la flota operativa a 31 de diciembre del 2020 fuera un 24,8% inferior a la de un año antes, según datos de Air Finance Journal. Datos que también publicó la consultora Oliver Wyman, y apuntó que en el 2020 se retiraron 1.400 aviones, el doble del promedio de los 700 registrados entre el 2015 y el 2019 y que motivaron la reducción de la flota operativa en un 18% en el 2020 comparado con el 2019.

Además, la IATA ha publicado en noviembre de este año que, de cara al futuro, es probable que el apetito inversor por nuevos aviones se mantenga moderado, ya que no se espera que la demanda recupere los niveles previos a la crisis antes del 2026.

Y ante estos escenarios, la oportunidad la tenemos ahí y es común a todos los sectores industriales:

• Digitalización: con creación de herramientas y sistemas que potencien y mejoren los procesos de detección y corrección de defectos, o aquella que permita, tras identificación de los procesos, poner en marcha procedimientos y practicas interconectadas que mejoren la eficiencia en la gestión y en la disponibilidad de bienes y servicios. O la que permita la evolución de los Digital Twins hacia los Digital Threads, ampliando los flujos de datos en todo el ciclo de vida y el nivel de exigencia a la hora de disponer de la información correcta en el momento y lugar adecuados, entre otros muchos.

• Mejora de la cadena de valor productiva: con desarrollo tecnológico propio y clara apuesta por la I+D+i, con estudio de nuevos materiales, creación tecnológica emergente que mejore la predictibilidad y eficiencia, así como reducción de fallos y problemas de calidad, pero sin dejar de lado la apuesta por las fuentes de energía «cero emisiones».

• O la mejora de los flujos logísticos, porque: ¿alguien ha pensado en la reducción de tiempos de espera en las plataformas logísticas para mejorar la disponibilidad de vehículos y conductores en servicio como solución a un problema de falta de personal capacitado?

Y ahí estamos todos, subidos en la misma aeronave de ese plan de construcción, de transición ecológica y digitalización que nos permite configurar un futuro sinérgico en nuestra Comunitat y que nos lleva a levantar el vuelo «con viento en contra» pero que, si trabajamos todos juntos, nos llevará a planear y sortear la tempestad con viento de cola.

Y en ese gran reto, el aeropuerto de Castellón y su dirección son un gran ejemplo de trabajo y apuesta por un modelo sinérgico donde se conjuga formación profesional y universitaria con actividades industriales de diferentes sectores, pero de alto valor añadido.