Es una convención asumida que en China el futuro ya está presente en multitud de aplicaciones tecnológicas, industriales o de servicios. Y ello lo es en tanto en cuanto su longeva civilización lleva una cuenta diferente a la nuestra. Quizás sea por ello el guiño cronológico a ese futuro, en el que ya viven, según nuestra cuenta occidental. Porque en su vetusto calendario tradicional hoy cumplen en dicho país su primer día del nuevo año 4720. Es lo que distingue a esa civilización como una de las muy pocas que ha conseguido tejer, con una robusta continuidad, a una misma lengua sustentada por su peculiar sistema de caracteres y una cultura que le da forma. Porque, lo hemos escrito en otras ocasiones, no se puede aprender la lengua china sin conocer su cultura. Esta es la primera lección que un aspirante a estudiarla debe interiorizar.

Por tanto, y como les decía, este 1 de febrero se inicia el año nuevo chino del tigre de agua, que finalizará el próximo 21 de enero de 2023. El animal que toca en esta ocasión es el tercero, de una serie de doce, que se inicia con rata y buey y continua con conejo, dragón, serpiente, caballo, cabra, mono, gallo, perro y cerdo. Y el signo de la naturaleza que le corresponde es el agua, tras el metal que presidió los dos años anteriores dedicados a la rata en 2020 y al buey, que finalizó ayer. Dentro de la terminología zoológica china, solo la rata (laoshu) y el tigre (laohu) llevan en su nombre la calificación de lao, que significa «viejo» y, por tanto, en dicha cultura tiene la consideración de «respetable».

Según las antiguas creencias del pensamiento chino, los cinco elementos fundamentales del Universo, que se combinan con los doce animales e influyen en su personalidad, son madera, fuego, tierra, metal y agua. Cada elemento reina dos años, uno bajo el signo del yang y otro bajo el signo del yin, lo que produce un equilibrio perfecto. El tigre es yang y a quienes nacen en años de este felino se les considera personas valientes y activas, que aman un buen desafío y una aventura en la vida, y se les tiene por amables y benevolentes. En China, por eso, se pregunta a la gente por su animal para saber su edad. Como en función de cada animal hay una diferencia de 12 años y, como todo el mundo se sabe de memoria la serie, se calcula la edad de cualquiera fácilmente.

Los festejos en la ciudad de València por este 4720 vuelven a ser de nuevo a distancia debido a las actuales circunstancias sanitarias. La que iba a ser la X Gran Cabalgata esperará un año mejor para que el dragón y el león inunden las calles con sus bailes y músicas. Una tradición que el Instituto Confucio de la Universitat de València (ICUV), en colaboración con las asociaciones de empresarios y comerciantes chinos y el Ayuntamiento de València, lleva realizando desde 2012. En las últimas tres ediciones en que llegó hasta la plaza del Ayuntamiento desde la calle Pelayo (2018-2020), congregó a millares de personas interesadas en la lengua y la cultura chinas.

Les animo a participar, en cualquier caso, en nuestro completo programa de actividades, que pueden consultar en nuestra web (uv.es/confucio) y redes sociales, que les hemos propuesto para esta edición. En el ICUV tratamos con ello de difundir el rico y variado legado, del patrimonio inmaterial, de una civilización que fue el centro del mundo durante varios milenios. Este 2022, precisamente, cumpliremos nuestro 15º aniversario de presencia activa en València. El objetivo fundamental de este gran año seguirá el camino ya iniciado hace tiempo de permanecer fieles «al servicio de la sociedad», como expresa nuestro lema. Actuamos como un permanente puente de diálogo entre ambas culturas, la valenciana y la china, que tanto comparten. Y en ese proceso de intercambio hemos recolectado una buena cosecha de conocimiento mutuo que nos ha permitido borrar ideas preconcebidas, estereotipos o muestras de intolerancia. Les deseo, por todo ello, que pasen un feliz año nuevo del tigre de agua.