València está de dulce, y no precisamente por alguna de sus exquisiteces como la coca de llanda o sus fartons. El 2021 terminó con la celebración de la gala anual de la Guía Michelín, donde se premió a profesionales de prestigio y se reconoció el papel de los cocineros valencianos. Déjenme decirles que esto no iba a ser más que el comienzo de todo lo que está por venir.

El 2022 ha empezado con fuerza, siendo catalogado por algunos como “el año de la recuperación”. Y esperemos que así sea. Porque este mes de febrero, mensualidad en la que festejamos a San Valentín, nos vamos a enamorar un poquito más de nuestra València. Para ello, es importante que me dejen poner el foco en la gala de la Capitalidad Europea del Turismo Inteligente. Dicha ceremonia se celebró el pasado día 1 de este mes, y explica a la perfección aquello que yo he denominado como efecto València.

València, per se, tiene muchos atractivos, tantos, que quizá sería casi imposible hablar de todos ellos. Los más destacados, y aquellos que ustedes bien conocen, son: su luz, sus espacios naturales, su gastronomía, su patrimonio o sus tradiciones. La ciudad, igualmente, está en el punto de mira de los grandes medios de comunicación internacionales que han hablado recientemente de nuestras bondades y de nuestra calidad de vida, situándonos, una vez más, como la ciudad más saludable.

Sin embargo, durante el evento al que les estoy haciendo alusión, muchos de los invitados hicieron referencia a la implicación y al “modelo de gobernanza”, a mi entender, claves para explicar parte del éxito de nuestra ciudad. Centrándonos en éste último, es posible que se pregunten: ¿qué es la gobernanza? Por ello, y si me lo permiten, vamos a aclarar qué es y por qué está siendo importante para València dando unas pequeñas pinceladas.

Según la RAE, la gobernanza es “la forma de gobernar, especialmente si es eficaz y adecuada a los fines que se persiguen”. Ésta, a su vez, tiene tres claves: compromiso, coordinación y cooperación, y cinco fundamentos: apertura, participación, responsabilidad, eficacia y coherencia. Esto, bien hilado, nos daría como resultado que la política debe ser duradera y compartida, trabajando de una forma abierta en la que se permita la participación de los agentes, con responsabilidades definidas, trabajando de una forma activa, eficiente, coherente y con una visión integradora. Este tema bien daría elaborar una tesis doctoral, no cabe duda.

El caso que nos ocupa evidencia que nuestra ciudad es un buen ejemplo de gestión y políticas turísticas. Todos los colectivos y agentes convergen para trabajar en una misma línea. La administración pública, los empresarios y los residentes se esfuerzan, desde sus entornos y ecosistemas particulares, para alcanzar los objetivos. Aúnan y demuestran implicación por y para la ciudad. Refuerzan, más si cabe, el cambio de modelo turístico que se inició en la ciudad en 2015. Alejado, eso sí, de eventos efímeros y absurdeces innecesarias. Porque al igual que dice la gran Ana Milán en un anuncio reciente de una conocida compañía telefónica, haciendo, eso sí, mi propia adaptación, le sugeriría a más de uno que “se de un repaso a aquellos grandes eventos ruinosos de pérdidas millonarias” porque “así no es”.

2022 no solo va a ser un gran año para el turismo en nuestra ciudad, con numerosos eventos y una Cumbre del Turismo Inteligente como culminación. Además, el duro trabajo realizado por todos, ha posibilitado la elección de València como Capital Mundial del Diseño 2022. Una designación que nos posiciona en el ámbito del talento y que reconoce a nuestros creadores y a sus diseños de calidad.

Y, por si fuera poco, tenemos la gala de los Premios Goya 2022 que se celebrará en el Palau de les Arts el sábado día 12. Un evento que pondrá en valor la cultura, tan pisoteada y menospreciada por algunos, y nos alzará como la capital del cine español. Habrá un espacio y reconocimiento, por méritos propios, al gran Luís García Berlanga (que se extenderá durante la presente anualidad con su Año). Un hombre natural de la ciudad, con un legado eterno, que siempre apreció sus orígenes y tradiciones. Un hombre como la ciudad, mediterráneo. José Sacristán, en un anuncio de esos que marcan época donde pone voz al relato de la València que somos, donde por cierto, déjenme decirles que presenta nuestros atractivos turísticos más importantes, finaliza su recorrido anunciando un “misión cumplida”.

Déjenme decirles que estoy totalmente de acuerdo con él. La misión está prácticamente concluida porque, en nuestro caso, se ha sembrado la semilla de una nueva forma de ver las cosas, de trabajo y de gestión. Un nuevo ejercicio de honestidad y transparencia, con savia renovada. Unos nuevos dirigentes que ponen en el centro a las personas y que trabajan por aquello que es verdaderamente importante, trabajando en línea con otras ciudades para ser mejores, y no con el ánimo de ser los únicos o diseñar una ciudad preparada para unos pocos, con unos ciudadanos y residentes que, sabiendo que son la piedra angular sobre la que construir la socio-economía de la ciudad, están implicados y quieren responsabilizarse de su crecimiento y desarrollo. Resaltar al sector empresarial por su creencia firme en todo lo anterior, que sabe que es una de las caras más importantes y estratégicas del ensamblado turístico y del modelo de ciudad. Todos son protagonistas de esta València de cine, de esta ciudad que, como he venido reflejando, bien merece su premio Goya. ¡Chapó!