“Creatividad y fiesta explotaron después de una larguísima dictadura” comentaba Nuria Enguita directora del IVAM (Instituto Valenciano de Arte Moderno) en la presentación de Ruta Gráfica. El diseño del sonido de València.

“Por fin se puede contar la Ruta desde una visión gráfica” apunta el comisario de la exposición y editor del libro Alberto Haller, donde se recogen carteles, flyers (octavillas publicitarias) e incluso pines de la historia cultural del ocio nocturno, “¡motivo de orgullo para Valencia!”.

Barraca, Chocolate, Espiral, Acción, Brillante, Duplex, Metrópolis, The Face, Woody, Arena Valencia Auditorium, N.O.D., Spook Factory, Heaven, ACTV, Puzzle, Arabesco, Villa Adelina, Público, Es Caná Disco, Distrito Diez, Rayas, Brillante, Bravatta, Kohinoor, Continental Bar, Sider, KusKus, Teatro, Patín. Son parte de la revolución que explosionó fusionando inquietudes ajenas a sectarismos en el ocio nocturno valenciano. Aquella riqueza, como todo lo grandioso, despertaría a la bestia y llegó “el estigma que se acuñó respecto a la Ruta del bacalao desde cierta esferas” denigrando cualquier “exuberancia y esplendor”. Haller continúa su relato ubicando la efervescencia en el momento preciso en el que Valencia manufacturaría los megatones creativos que arrasarían la famélica imagen cultural española abriéndole paso a la modernidad europea.

“¡Flipar con lo que se hacía aquí!” exclamó el director general de la World Desing Capital Valencia 2022, Xavi Calvo, en su turno de prédica. Llegada la hora de la verdad se tenía que “contar lo que no se había contado”. Diseño gráfico, exento de tecnología informática y demás avances actuales, captaron esa disidencia envolviéndola en fiesta. 

“Creación colectiva” fue el mágico concepto, reseña Haller, para ejecutar propuestas encapsuladas en el sector hostelero. Ideas alimentadas en fuentes de movimientos internacionales llegaron a las imprentas con el propósito de romper el atrofiante conservadurismo disciplinado. Gran cantidad de originales fueron elaborados por miembros de plantillas en locales, producciones sin firma reconocida generadas por personas adeptas al sector. “El arsenal que tenían ellos era apabullante” comenta Antonio J. Albertos.

Escribe la ensayista Margarita Rivière que: “La novedad, la que depende de la verdadera innovación en la que trabaja el arte, ha cambiado de territorio. Será nuevo todo aquello que ayude a vender algo, sea un eslogan publicitario, una lotería, un milagro laico. La novedad está en función del beneficio. Lo verdaderamente nuevo es una incógnita insufrible, la novedad auténtica cuestiona la anhelada seguridad”.

A las anquilosadas “esferas” se le abrieron las carnes con aquél arrebato que daba alas a la juventud en masa.

¿Qué era aquella tropelía? Se preguntarían ¿Quién osaba llenarse los bolsillos sin rendir tributo tal como especifica el mandamiento totalitario del buen orden? Ante tamaña insolencia la docena de titanes y titánides de siempre bruñeron sus espadas decapitadoras.

“¡Unos locos que tomaban ácido!” fue el escarnio generalizado lanzado por las fuerzas fácticas del momento siempre apoyadas por el vasallaje comunicativo. Se demonizó la cultura del ocio nocturno valenciano desvirtuando e ignorando artes inmersas en aquella movida. “O se ha contado mal o no se ha contado”. Cualquier manifestación ligada a la Ruta fue proscrita y maleada.

“Aquí era gente mucho más modesta” apunta Calvo en comparación con las vanguardias europeas. Nombres como Sento Llobell, Micharmunt, Ramón Marcos, Daniel Torres Mariscal, El Hortelano, Armando Silvestre, Elisa Ayala, Paco Salabert, el Grupo Dequé Dequé, Lola Vázquez, Quique Company, Paco Roca, Kike Jaén, Carlos Jaén, Manuel Olías, Paco Bascuñán, Ramón Marcos conforman el esbozo de algo que jamás, por mucho que se ha intentado, se olvidará en diseño gráfico.

Ciento treinta y dos carteles, ochenta y seis flyers y dos documentales componen la exposición.

“Orgullo de tener todo esto” confiesa Alberto Haller director editorial de Barlin Libros sobre la recopilación realizada en coedición por la citada editorial, el IVAM y el Instituto Alfons el Magnánim Centre Valencià d´Estudis i d´Investigació, con la colaboración de World Desing Capital Valencia 2022.    

Aquella desbocada avalancha cultural valenciana sería denostada sin más. A día de hoy, confiesa Haller, aún hay quien señala como único atributo el “de la mala vida” atribuida a dos décadas inigualables de movida donde la creatividad para discotecas y locales de ocio casaba con el mensaje comercial. Citando nuevamente a la exdirectora de la agencia de EFE en Cataluña, Rivière: “La creación de expectativas (de negocio, de espectáculo, de diversión) es la técnica favorita de los expertos en relaciones públicas y nos hemos acostumbrado tanto a ella que, seguramente, ya pocas cosas pueden desplazar a la curiosidad por ver cómo nos van a sorprender nuestros líderes sociales, sean políticos o cantantes”.

“A partir de los noventa, con el cambio de gobierno, ¡un desastre!” el objetivo se centraría en la masificación y consiguiente desmitificación. Atrás quedó el tiempo en el que, al frente del consistorio en la ciudad del Turia, estuvo “Pérez Casado una persona más contemporánea” comenta J. Albertos promotor cultural y Dj. quien afirma que “una explosión increíble” de audacia imaginativa se había desatado,  aunque según el también articulista: “Hay que diferenciar la época de los ochenta a la de los noventa”.

¿Por qué desde algunos organismos culturales oficiales no reconocen el arte por sí mismo eludiendo estigmatizaciones y paparruchadas apolilladas?  

“Las instituciones están para apoyar cuando en la calle hay una urgencia” afirma Enguita. “Es un trabajo que tiene que estar en los museos” asevera. Loado sea lo que sea por la materialización del momento en el que la creación realizada para las discotecas toma posicionamiento donde debe estar, en el plano cultural. “Nunca es tarde para contar el relato”.

“Creo que las drogas están presentes desde que el hombre es hombre” apunta J. Albertos. En las Saturnales romanas, según relata Catón el Viejo, se concedía a los esclavos “una ración extra de 3,5 litros de vino. Lo que de ordinario estaba prohibido se autorizaba en estos días locos” escribe el historiador alemán Klaus Bringmann. Así mismo el antedicho interviniente, visiblemente enojado por tan recurrente e infame tema, exclamaría: “¡Creo que ya está bien! es obsoleto”.

Empecinarse en catalogar o desacreditar cualquier movimiento cultural bajo parámetros de creencia, poder, ideología o subterfugio manipulador es ignorar de un plumazo la labor de miles de personas, famosas y no famosas, que hacen posible avanzar en proyectos y metodología. La Ruta materializó ideas gráficas que de no existir tal vía seguirían castradas, enmudecidas. ¿A quién le interesa que el pueblo no desarrolle inventiva y audacia?

“Fue un machaque absoluto” todo se metió en el saco de la degeneración con el subsiguiente provecho para quien había planeado tal persecución. “Recuperar la parte positiva es lo más pertinente”. Abrirle  los ojos a quienes se creen cuanto panfleto minuciosamente orquestado se les imbuye.

Trescientas veinte páginas con cuatrocientas veintiocho reproducciones de obras representan una irresistible tentación tanto para personas que vivieron aquellos dorados años ochenta y noventa del siglo veinte de la eminente noche de fiesta valenciana, como para  quienes simplemente la conocen a través de programas televisivos, artículos en prensa o medios telemáticos. Moy Santana, productor audiovisual y dj., otro de los comisarios, durante el pasado confinamiento sanitario, generaría la idea de digitalizar su colección de material gráfico de discotecas auspiciando la idea de una posterior obra editorial ya que “nunca se había hablado de una época tan importante”. Durante dos años todo se gestó.

En el IVAM cuelgan imágenes cedidas por julio Andújar, Elisa Ayala, Armando Silvestre, Marcos Casañ Asins, Nacho Garrido López, Grupo DequéDequé (Elena Ferrer, Cristina Gutiérrez, Amparo Montoya, Lourdes Ortún y Amparo Simó), Rubén Hernández, Mariscal, Lupe Martínez, Edu Marín, Manuel Molero Redorat, Óscar Mora Corachán, Manuel Olías, Carlos Olivares, Ángel Puig Císcar, Pablo y Pepe Mira, Paco Roca, Rubén Rodrígo, Guillermo Sacristán, Moy Santana, Borja Silgado Murcia,, Bernardino Solís Navarro, Angelito Torna, Daniel Torres y Richard Vázquez Llanes.

“La complejidad de la Ruta está todavía por trabajar” sentencia Nuria Enguita.

Ambroise-Paul-Toussaint-Jules Valéry filósofo francés escribiría algo atribuible al vaivén valorativo para con secesiones ocio-culturales: “Me detesté, me adoré; después hemos envejecido juntos”.