Recién conmemorado el 8 de marzo, día internacional de la mujer, es oportuno dedicar atención a la situación de las mujeres en la Comunitat Valenciana.

Desde que la igualdad entre los sexos se incluyó en la agenda política valenciana se han realizado cuatro estudios diagnósticos con el objetivo de conocer la posición de las mujeres en el contexto social, económico y político (1986, 1999, 2009 y 2021). El estudio más reciente, el de 2021, titulado Las mujeres en la CV. Una aproximación sociológica, referencia una amplia temática y ha sido elaborado por personal investigador de las universidades públicas valencianas. Las conclusiones muestran que se han producido cambios importantes respecto al primer informe de 1986 en lo que respecta a la incorporación de las mujeres a la vida pública, ámbito anteriormente considerado masculino y al que las mujeres por cuestiones culturales o normativas no podían acceder.

Así, la participación de las mujeres en el mercado laboral ha sido progresiva y evidencia un cambio en la estructura socio laboral. La población activa femenina valenciana ha pasado de representar un 28,8% en 1982 a un 53,3% en el pasado año 2021. Un porcentaje que es superior en los grupos mas jóvenes y que confirma la progresiva normalización de las mujeres como trabajadoras remuneradas.

Por otra parte, la presencia de las mujeres en las Cortes Valencianas y en el gobierno autonómico es en la actualidad paritaria (2019-2023). En 1983, primeras elecciones autonómicas celebradas en la Comunitat Valenciana, solo un 6% de los escaños estaban ocupados por mujeres y en el gobierno autónomo su presencia se limitó a una consellera que además no tenía cartera. También en los gobiernos municipales se ha ido incrementando su presencia, siendo actualmente un 28,1% el porcentaje de alcaldesas frente al 3,75% de las que fueron elegidas en 1983, porcentaje todavía alejado de llegar a un equilibrio.

La educación es otro ámbito en el que se ha constatado una transformación siendo ya mayoría las jóvenes universitarias. En el curso 1984-85, el número de mujeres matriculadas fue del 48,2% mientras que en el curso 2019-2020, se incrementó al 56,7%. Si bien, el mayor número de mujeres oculta la segregación existente, y continuada, en la elección de grados: ingenierías los hombres y salud y educación las mujeres, segregación que luego tendrá consecuencias en el mercado laboral.

Pese a este cambio en la vida pública, las mujeres cuentan con menores recursos y con una mayor precariedad, de ahí que el riesgo de acceder a una situación de pobreza sea mayor y se hable de «feminización de la pobreza». La precariedad se manifiesta en indicadores como la brecha salarial de género que muestra que la ganancia de las mujeres es, por término medio, un 22,4% menos que los hombres (2017); la temporalidad en los contratos; la mayor tasa de paro; el ocupar más puestos de trabajo a jornada parcial y menores puestos de dirección. Sin olvidar la segregación ocupacional en referencia a su presencia mayoritaria en sectores feminizados, como el comercio, la hostelería y restauración, la sanidad y servicios sociales, la educación y los servicios personales de atención en los hogares. Contextos que afectarán a la cuantía de su jubilación.

Ahora bien, si, a pesar de todo, se puede afirmar que se ha producido un cambio en lo relacionado con la incorporación de las mujeres en la vida pública, también se puede afirmar una continuidad en lo referente al desempeño de las tareas domésticas y de cuidado al seguir siendo las mujeres las principales ejecutoras y responsables de ello. Tareas, por otra parte, necesarias para la subsistencia y el mantenimiento de la vida diaria, y aunque, así lo manifiestan los datos, los hombres se implican cada vez más, lo hacen en una menor dedicación temporal al ser la brecha de dedicación al trabajo realizado en el hogar de 2 horas y 8 minutos más para las mujeres (2010). Finalmente, la mayor dedicación a de las mujeres a los cuidados se constata en que las mujeres son también las que en mayor medida solicitan las excedencias por cuidado de hijas e hijos (un 92,2% en 2020 con un descenso de 5 puntos respecto a 2005) y las que solicitan la jornada a tiempo parcial por motivos de cuidado (un 93,9%, con tres puntos de bajada desde 2005).