Las empresas requieren, para conducirse en un entorno competitivo y hostil, de una marca sólida y estrategia. Por tanto, la comunicación profesional necesita de estrategia. Es impensable seguir funcionando en modo táctico, resolviendo según se configuren los escenarios y acontecimientos y, aunque todos se «venden» muy bien y se llenan la boca de la palabra «estrategia» pocos son los que realmente saben aplicarla.

Nuestras empresas y, principalmente las pymes, no han incorporado del todo la profesionalización de la comunicación, despreciando, sin saberlo, uno de los pilares fundamentales de la competitividad y diferenciación en los mercados: El valor incalculable de lo intangible.

Todos tenemos capacidad de analizar los entornos sociales y empresariales para saber distinguir quién está alineado con un principio estratégico y quién no. Si preguntamos, muchos coincidirán en empresas como Ikea, Quirónsalud o la archifamosa reina de la estrategia: Coca Cola. Claro está que nos dirán que tienen mucho presupuesto y equipos y agencias bien configurados, pero yo digo categóricamente que no, que no solo depende del presupuesto, también depende de la actitud y las personas que se alinean con los valores de sus marcas. Cualquier empresa de toda índole puede aspirar a trabajar con elementos que profesionalicen y alcancen una buena visibilidad: La marca y la comunicación.

Se trata de hacer las cosas con sentido, de hacer planes, de redefinir los discursos corporativos y ajustarlos a la realidad y los objetivos de la empresa, pero, lo más importante, de invertir en profesionales que SEPAN trabajar en ese ámbito tan aparentemente fácil pero extremadamente complicado por todo lo que implica.

La figura de un Dircom propio, en cualquier empresa que esté saneada, es un factor de máxima rentabilidad, aunque no se vea su trabajo a corto plazo. La contratación de una agencia o tener las dos cosas, es algo totalmente asequible, que en muchos lugares del mundo se lo permiten empresas pequeñas. Pero debemos tener en cuenta que a esto de lo intangible se apunta todo el mundo. Quizás sea una de las disciplinas que, como diría Fernando Vega, atrae más opinólogos por metro cuadrado. Es como el caso de las RRSS o el entorno digital general, ya se están cayendo los velos y las empresas están empezando a dejar de contratar «profesionales» que solo las trabajan en modo usuario, es decir, personas que piensan que por subir a un avión, se atreven a conducirlo.

Desastre reputacional servido, vergüenza estructural, frustración abismal y, a veces, daños irreparables. Ningún ahorro económico. Más bien algo muy caro. Por tanto, invito a nuestras maravillosas empresas, que llevan el emprendimiento y coraje en la sangre, que conquistaron países y crearon mercados, que se levantan una y otra vez de las crisis, que innovan y se desvelan, que no dejen pasar la oportunidad de hacer un hueco a la gestión profesional de la comunicación. Los profesionales que componemos Dircom podemos hacer mucho; Manuales de crisis y gestión de las mismas, planes de comunicación, formación de portavoces, relaciones públicas en toda su dimensión, relaciones institucionales y excelente relación con los medios, vamos, todo lo necesario para colocar la marca donde se merece y llevarla a una reputación excelente que traiga frutos de muchas partes.

Por último, los grandes profesionales que ya están ostentando este trabajo a veces están muy solos. Por ello, invito a que se puedan unir a la gran familia Dircom, donde la transversalidad relacional nos enriquece mutuamente.

Feliz buena comunicación.

Feliz verano.