Eduardo, esto es muy serio, yo voy con ello, pero esto es muy delicado y es demasiado burdo» es el hit periodístico de la semana con grandes opciones de quedarse en el imaginario colectivo del sector de la población más politizado, seguidor de tertulias y practicante en Twitter. Como aquella otra, «Luis, sé fuerte». El apellido de Eduardo es Inda y el de Luis, Bárcenas.

Como ejemplo de aforismo de nuestro tiempo, la sentencia ha acabado en una camiseta-pancarta en el pleno del Debate sobre el Estado de la Nación y expresa la esencia de una de las modalidades de las fake news: publicar una información a sabiendas de que no es cierta con aviesas intenciones.

Antonio García Ferreras abrió y cerró su «Al Rojo Vivo» del lunes leyendo una especie de comunicado justificando la conversación con Villarejo y escudándose en las fechas de la grabación, en el uso del «supuesto», en este caso «supuesta» – la inexistente cuenta bancaria en un lugar llamado Las Granadinas- y en que preguntó antes de dar la «noticia» al afectado, Pablo Iglesias, que la negó tajantemente. Verificación a todas luces insuficiente como sabe cualquiera que al menos haya visto «Spotlight», «Los Papeles del Pentágono» o «Todos los hombres del presidente», por citar algunas, puesto que el dueño de la nueva frase célebre dice practicar el periodismo de investigación: su afán por llegar a la verdad le condujo a sus tres encuentros confesos con el excomisario.

El bautizado con poca originalidad como «Ferreras Gate» no solo apareció en forma de camiseta en el Congreso. Los portavoces de En Comú Podem y de Unidas Podemos denunciaron desde la tribuna la mala praxis que pudo influir en los resultados de las elecciones que se celebraban poco después. En 2016 ganó el Brexit gracias a las mentiras fabricadas por Cambridge Analytica y en España, «nunca sabremos quién habría gobernado», escribía en Twitter Ione Belarra.

En esta red los miles de comentarios dan para varias tesis doctorales sobre el ejercicio del periodismo en general y el político en particular. Solo uno de los tertulianos habituales dejará de sentarse a la mesa de «Al Rojo Vivo», Yago Álvarez de «El Salto».

Dicen que otros han pedido no compartir mesa con Inda. Muchos ciudadanos se preguntaban qué pasa con los periodistas o los medios que practican la desinformación. Nada.

La profesión ha de hacérselo mirar en un país donde el interés por las noticias apenas supera el cincuenta por ciento y cerca del setenta desconfía de ellas.