Este es el último 9 d’Octubre de la X Legislatura de Les Corts Valencianes. Un día, el de la Comunitat Valenciana, que despide cuatro de los años más difíciles de nuestra historia. Precisamente, la cercanía con la cita electoral en mayo amenaza con manchar esta fecha tan importante para la sociedad valenciana con el electoralismo y los intereses partidistas. 

Lamentablemente, es lo que suele pasar unos meses antes de las elecciones; pero este año, más que nunca antes, por lo que nos ha tocado vivir, los protagonistas no deben ser ni los políticos, ni las grandes causas, sino el auténtico corazón de nuestra ‘terreta’: sus ciudadanos. 

Necesariamente ha de ser así porque los valencianos, alicantinos y castellonenses se han visto obligados a enfrentarse a una serie de retos, cada uno mayor que el anterior. La pandemia irrumpió de lleno en nuestras vidas y nos confinó durante semanas. Por desgracia, todos hemos llorado la pérdida de algún ser querido y muchas personas han sufrido también problemas económicos y de salud mental.

Además, la crisis inflacionaria está poniendo a muchas familias contra las cuerdas con una escalada de precios en todos los productos básicos. También a los autónomos y comercios, algunos incluso teniendo que bajar la persiana. Por si fuera poco, este verano se han quemado miles de hectáreas de nuestros bosques.

Ojalá a este 9 d’Octubre le siga un tiempo de ‘germanor’ y de trabajo constante por y para la ciudadanía

Todo esto bajo la oscura sombra de la guerra de Ucrania. Y con ella, la tragedia de numerosos refugiados que buscan en nuestra tierra un pedazo de su hogar perdido. 

Sin embargo, los grandes obstáculos de estos últimos años han dejado claro que vivimos en una de las tierras más ricas de nuestro país. Una región donde abunda la solidaridad con quienes más lo necesitan, el ingenio para reinventarnos y la valentía por proteger nuestra cultura y tradición. Una comunidad donde todos, con nuestras diferencias, cabemos y sumamos valor al patrimonio común. 

Por eso, cada 9 d’Octubre ha de servir para reivindicar, como demuestran los valencianos, castellonenses y alicantinos día tras día, que el mayor tesoro de nuestra tierra es su gente. En este sentido, frente a los mensajes que buscan separar y enfrentar a la sociedad, debemos exigir el respeto que nuestra fiesta merece. 

Ojalá a este 9 d’Octubre le siga un tiempo de ‘germanor’ y de trabajo constante por y para la ciudadanía. Porque es en los momentos de mayor dificultad cuando la sociedad debe estar unida. Ahora, más que nunca, las autoridades públicas hemos de estar a la altura del pueblo valenciano y ser ejemplo de esa unión al abrazo de nuestra Senyera y entonando con orgullo nuestro himno regional.