El pasado 19 de octubre el INE presentó los datos correspondientes a su encuesta a las personas sin hogar. En ella se muestra que el número de personas sin hogar ha aumentado un 25 % en la última década alcanzando los 28.552 personas. La encuesta, muestra también aspectos preocupantes para la ciudadanía: casi el 60% de las personas sin hogar (57,6 %) manifiestan haber llegado a esta situación por la pérdida del trabajo, tras haber sufrido un desahucio, o por no poder pagar el alquiler.

Tradicionalmente se ha asociado, erróneamente, la situación de las personas sin hogar a factores individuales como patologías de salud mental o adicciones. Diversos estudios han demostrado la evidente vinculación del sinhogarismo a factores estructurales como el precio de la vivienda, el coste de la vida o la ausencia de políticas sociales. Por tanto, parecería coherente asumir que una parte de ese aumento del 25 % pueda deberse a que desde 2008, el alquiler medio ha subido 8 veces más rápido que los salarios de los jóvenes, la inflación en la zona euro se sitúa actualmente en un 9,9 % o al aumento de costes básicos tales como la electricidad o el gas natural.

Frente a esta dura realidad social, también encontramos motivos para la esperanza. Los datos de atención provenientes de Sant Joan de Déu Valencia, entidad que trabaja para acompañar a personas que se encuentran en una situación de sin hogar, demuestran que con la con atención integral y un enfoque de atención basada en derechos sociales en un recurso residencial y temporalidades de estancia largas, 7 de cada 10 personas atendidas salen de los recursos accediendo a un hogar. Ya sea en forma de vivienda de alquiler, vivienda familiar o accediendo a una residencia de 3ª edad. En paralelo, los datos demuestran que, específicamente en personas con patologías de salud mental severa, si la persona atendida permanece en los recursos más de 3 meses, saldrá «con techo» en casi la totalidad de los casos (94 %).

El acceso a las prestaciones públicas parece resultar poco efectiva según los datos del INE, siendo la fuente de ingresos procedente del Ingreso Mínimo Vital de solo 7,6% de las personas encuestadas. Sin embargo, este resultado puede estar condicionado por las dificultades en el procedimiento administrativo de gestión de la propia prestación, dado que prestaciones públicas más ágiles como la Renta Valenciana de Inclusión alcanzan al 38 % de las personas atendidas en Sant Joan de Déu Valencia a los dos años de abandonar el recurso.

Tras los datos de la última encuesta del INE, puede que la próxima vez que camine usted por la calle y vea a una persona en situación de sin hogar su realidad no le resulte tan ajena. Además recuerde, que con la atención adecuada, hasta los casos más complejos pueden tener la oportunidad de recuperar su vida fuera de la calle. Corresponde por tanto también a la ciudadanía, el revindicar que todas las personas sin hogar puedan acceder a una atención integral adecuada a cada persona y sus necesidades.