Imaginemos un aula infantil. ¿Qué problemas tienen sus componentes? ¿Podemos ayudarles? Para algunas cosas serán iguales, pero hay muchas diferencias dependiendo de su situación geográfica y extracción social.

Su cabeza, quizá esté ocupada en los problemas de casa. Todo les influye. Existen evidencias, (Global Pediatric Health, 2022), de que los acontecimientos adversos repercuten en el desarrollo infantil, y están conectados con el rendimiento académico, el estado de salud y algunas enfermedades. Las buenas relaciones familiares se asocian a un mejor desarrollo y a una menor incidencia de problemas de salud en la infancia. La ayuda social debería tratar de mejorar las condiciones mediando en los conflictos y buscando apoyo. Si pertenece a un país en guerra o poco desarrollado, su problema principal será, a corto plazo, sobrevivir y estará preguntándose si podrá ir a la escuela al día siguiente y seguir aprendiendo. Sabemos, según UNICEF, que el 70% de niños y niñas de 10 años de los países con ingresos bajos o medios, no sabe leer una frase sencilla y, en algunos estados, esta cifra llega al 90%. Estará deseando que termine el conflicto que sacude a su país y que le impide disfrutar de la escuela, y de la vida, como los niños y niñas de su edad de otras latitudes. Una forma de ayuda es propiciar que, cuando no pueden acudir físicamente al colegio, puedan beneficiarse de la enseñanza ‘on line’. La provisión de herramientas que lo permitan es un deber de los países desarrollados, de todos sus habitantes. La iniciativa de Fundación por la Justicia y Juntos por la Vida de recogida y envío de ‘tablets’, permitirá la escolarización de una parte de la población infantil de Ucrania que no podrá acudir a la escuela en el futuro próximo.

En otros países, la mayoría tendrá hambre, problema ligado a la pobreza extrema, que también afecta a la población más desfavorecida de los países desarrollados. Muchas muertes de menores de 5 años, aunque se deban a otras enfermedades, están propiciadas por la desnutrición. Según ACNUR, 200 millones de niños menores de 5 años, sufren desnutrición crónica, y muchos más, sufren deficiencias vitamínicas y de nutrientes esenciales. El abordaje de este problema, mientras la estructura del mundo no sea más equitativa (que debe ser el objetivo principal), pasa por la cooperación de los países -o las capas de población más favorecidas- que facilite alimentos para todos. En la práctica, la ayuda de los países más ricos y la colaboración de sus ciudadanos con organizaciones de apoyo a la infancia, son una forma de lucha contra el hambre y la desnutrición global o específica.

Se da la paradoja que en los países desarrollados, si observamos a un grupo infantil amplio, veremos una cantidad importante de niños y niñas con sobrepeso u obesidad, ligados más bien al consumo de una dieta desequilibrada y al sedentario estilo de vida que al exceso de alimentación. La OMS estima que la prevalencia de sobrepeso y obesidad en niños y adolescentes de 5 a 19 años ha subido desde el 4% en 1975 al 18% en 2016 y, en términos absolutos, en 2019, más de 38 millones de niños menores de 5 años tienen sobrepeso u obesidad. España es el tercer país europeo con mayor índice de obesidad infantil y juvenil, sólo superada por Grecia e Italia. Estudios epidemiológicos muestran una relación inversa entre obesidad y estatus socioeconómico, lo que pone de manifiesto la importancia de la calidad de la alimentación y de la actividad física. Otros estudios revelan la relación entre contaminación del aire y sobrepeso. Por eso es tan importante en el aprendizaje escolar, de un lado, conocimientos relacionados con la calidad de los nutrientes, -la necesidad de consumir alimentos sanos- y de otro, la inclusión del deporte y la actividad física entre las tareas cotidianas.

Esta descripción de algunos males que afectan a los más jóvenes nos sonroja y nos recuerda que no podemos permanecer parados. Aunque parezca un problema muchas veces lejano, debemos combatirlo tratando de hacer una sociedad más justa e igualitaria. Todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, en mayor o menor medida, hacen referencia a las condiciones de vida actuales o futuras de esta población infantil a la que hemos radiografiado, pero algunos son más urgentes y específicos para su edad: el fin de las guerras y la lucha contra la pobreza, que perjudica de manera más sobresaliente a los más pequeños, la lucha contra el hambre y por una alimentación más saludable y el acceso a una educación que les permita intentar construir un futuro más satisfactorio. El Día Internacional del Niñ@ nos sugiere ayudar.