Resulta cuando menos meritorio, en estos tiempos de permanente cambio, consolidar a una institución cultural en su decimoquinto aniversario. Tres lustros dan para mucho. O no, según se mire. En el caso que nos ocupa hoy, permítanme que les diga que es un feliz acontecimiento celebrar los 15 años de vida del Instituto Confucio. Una entidad con un gran anclaje académico, pues dependemos de la Universitat de València y mantenemos un convenio con la Universidad Normal del Nordeste, con sede en la ciudad china de Changchun, capital de la norteña y fría en inverno, pero húmeda y calurosa en verano, provincia de Jilin.

Nuestro Confucio, que me honro en dirigir desde su inicio, fue pionero en muchas cosas y, por ello, ha recibido diferentes reconocimientos y premios en China y en nuestra Comunidad. Fue el primer Instituto Confucio en abrir las puertas de la universidad a los menores de edad que quieren iniciarse en lengua china. Una iniciativa que, como se ha podido comprobar, ha dado excelentes frutos que seguimos cosechando cuando ese alumnado infantil llega a la universidad.

Editamos y publicamos la revista Instituto Confucio en todo el ámbito lingüístico iberoamericano. Y por ello recibimos diversos reconocimientos también, en China y en València. Esta publicación nos abrió las puertas al resto de Institutos Confucio de ese ámbito iberoamericano, con quienes mantenemos excelentes relaciones y con quienes tanto compartimos. Ya les digo que no hay trucos ni recetas mágicas. A esto se le llama, simplemente, previsión y trabajar para el futuro.

El Instituto Confucio es de todos. Y así lo recoge nuestro lema desde que cumplimos 10 años. Estamos al servicio de la sociedad. Fuimos capaces de derribar esos imaginarios muros que, tantas veces, separan a la universidad del resto de la sociedad. Y, por ello, sacamos a la calle la Gran Cabalgata del Año Nuevo Chino, una feliz realidad compartida con el Ayuntamiento de València y las asociaciones de empresarios y comerciantes chinos. Hemos logrado que dicho evento forme parte, desde hace unos años ya, del calendario festivo valenciano. En la última edición celebrada, en 2020, participaron unas 15.000 personas. Esperamos, en 2023, retomarla tras las obligadas suspensiones a causa de la pandemia sanitaria.

Y, de esa manera, hemos abanderado cuantas iniciativas de difusión de la lengua y la cultura chinas han sido en nuestra ciudad y en el resto del territorio. Por ello, hemos sido capaces de tejer complicidades y de mantener excelentes relaciones con entidades públicas, otras asociaciones culturales y festivas; y también con empresas, con las que mantenemos periódicas iniciativas de proyección y difusión cultural. Por supuesto, también con las diversas asociaciones de empresarios y comerciantes chinos, asentados desde hace ya décadas en nuestros pueblos y ciudades.

Estos lazos se van estrechando con el paso del tiempo y nos han situado como el mejor referente de la lengua y cultura chinas en nuestro territorio. Celebramos, asimismo, los exámenes oficiales anuales de nivel de lengua china, avalados por la sede central. Y realizamos charlas, exposiciones, actividades de taichí o cualquier tipo de evento del calendario tradicional chino. Es nuestra vocación por difundir la lengua y la cultura chinas, un binomio indisociable créanme; y su adaptación a todos los ámbitos, lo que hace que nuestro mensaje sea entendido y aprehendido mucho mejor.

En estos casi 5.500 días de intenso trabajo nos hemos esforzado para que nuestras dos culturas, la china y la valenciana, separadas por unos 9.000 kilómetros de distancia; se encuentren cada vez más cerca. Porque solo con el conocimiento mutuo podremos alcanzar la necesaria proyección para que ambos pueblos se entiendan. Ya dijo el sabio Confucio que no había nada más agradable que recibir a las amistades que vienen de lejos. Por eso, les invito a conocer y a participar con las actividades y cursos del Instituto Confucio de la Universitat de València, que hoy celebra su decimoquinto cumpleaños.