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Desafíos y campeonatos

La irrupción de los campeonatos es relativamente reciente en la historia de la pelota valenciana profesional. Sabemos que en la temporada 1952/53 la Federación que entonces presidía el sastre y exjugador del Valencia FC, Marinet, organizó un torneo con la presencia de todos los jugadores que en aquellos años se consideraban como dignos de vestirse de blanco. Ganaron el torneo Roget y Patet de Carlet y como aquella experiencia no resultó rentable para nadie, como, además, Juliet fue sancionado por negarse a jugar con el compañero que le habían asignado, no volvió a plantearse su organización hasta el año 1964 con el triunfo de Ferrer II y Ruiz. Ese torneo pudo consolidarse y con la llegada de la Televisión Valenciana derivó en el Circuit Bancaixa, la Lliga Professional actual. En los años ochenta también nació en campeonato individual que ha acabado convirtiéndose en el torneo cumbre, el más esperado. Ahora, el calendario se programa de año en año y está repletó de torneos a diestro y siniestro, gracias a la ayuda de las instituciones públicas y de algunas empresas privadas abiertas a apoyar una tradición como ésta. Tantos torneos que a veces unos coinciden con otros, igual en la modalidad de Escala i Corda que de Raspall. Todas esas apreturas han dejado en el olvido una de las formas clásicas de animar los trinquetes: los desafíos.

El 16 de noviembre de 1945 el trinquete de Alzira, hubo de cerrar sus puertas con el anuncio del mano a mano entre Ibáñez de Casinos y el Xiquet de Quart. Ni prensa, ni radio, ni televisión. La pelota estaba abandonada a su suerte y no había nadie que la escribiera. Ni redes que publicitaran gratuitamente. Entonces funcionaba el boca a boca o como mucho cuatro papeles de imprenta de letras de molde que se distribuían por bares y pequeños comercios. Y el trinquete de Alzira se llenó a rebosar.

De vez en cuando vemos anunciado algún esporádico desafío pero nunca con las primerísimas figuras como ocurrió con los que protagonizaron Ibañez con Quart y Juliet, o Rovellet contra Eusebio en otro abarrotado trinquete de Sueca, o los que se empeñó en aceptar Paco Cabanes, «El Genovés», cuya trayectoria está jalonada de los retos más complicados que pueden imaginarse en todas las modalidades de este deporte. Esa fue otra de las diferencias de este pelotari con respecto a las demás: su pasión por el más difícil todavía. Cumplió con las palabras de Fidel, intendente de Pelayo, exjugador de cesta punta, cuando debutó en la catedral un 20 de abril de 1973. Soro II y Ribes contra Genovés y Micó, con victoria de los primeros por 40 a 35: «Este va a ser un fenómeno de la pelota», dijo el recordado sabio Fidel.

Surgen nuevas figuras en los trinquetes. Los aficionados siguen con interés las evoluciones de jóvenes como José Salvador, De la Vega, Marc o Julio Palau, entre otros. Con esfuerzo consiguen colocar su nombre en los carteles de los torneos de la Fundación. Allí rige la norma clásica: parejas o tríos igualados. Un torneo tras otros que acaban convirtiéndose en algo absolutamente rutinario. Apenas llegan a distinguirse de las ya agonizantes partidas del día a día. Y los desafíos que rompan la rutina, que exijan a las figuras esfuerzos extraordinarios, retos de superación, con la correspondiente compensación económica que merecen y que podría conseguirse si los trinquetes se llenaran acompañados de una buena gestión publicitaria, esos desafíos de las primeras figuras en el más difícil todavía, que siempre llenaron canchas, esos desafíos creativos, no tienen espacio en el calendario.

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