Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Carmen Jabaloyes: Fascinación por Cuba

Carmen Jabaloyes: Fascinación por Cuba

La Habana es su gente, decía Vázquez Montalbán. Y en eso coincide plenamente con la autora de este Viaje a La Habana, Carmen Jabaloyes (Valencia, 1971). El cubano es gente optimista y risueña que gusta de sacar las sillas a la calle, hablar y comentar y tomarse un vasito de ron; que le pide vociferando al vecino del otro lado de la calle una pizca de sal haciéndose entender por encima de los gritos de los críos jugando a ser unos Messi otros Ronaldo, o mejor, uno Yasiel otro Yoenis, jugadores de béisbol, y muy por encima del yambú o la rumba, música escuchada a todo volumen y creada para bailar y para olvidar. Porque los cubanos son gregarios y sociables por naturaleza, y también muy probablemente por necesidad, o eso me cuenta uno de tantos cubanos que han decidido echar raíces en nuestra tierra, un día por ti otro por mí.

Cuba es también color y en eso diverge claramente de las fotografías en blanco y negro que algunos aún recordamos de la exposición de García Poveda. Las obras de Jabaloyes, muy al contrario que el fotógrafo, recrean con ardiente intensidad las tonalidades tropicales de esta isla donde el verde de las hojas contrasta con un rabioso mar azul entre un camino ocre y polvoriento. Quizás por eso sus habitantes, en especial las mujeres, reproducen ese enérgico cromatismo en cada una de sus, muchas veces, escasas prendas. Hay momentos en que uno no puede dejar de recordar la biografía de Gauguin, de la impresión que le supuso el paisaje de la entonces Polinesia francesa y como aquellas tonalidades y su gente revolucionaron la paleta del parisino. Contemplando estos dibujos, parece haberle ocurrido un tanto lo mismo a esta valenciana. Con la diferencia, según cuenta ella misma, de que su retina no ha vislumbrado la Isla más que en instantáneas: el resultado de este apasionado y cariñoso Viaje está basado en los cientos de fotografías que una amiga estuvo tomando durante sus viajes y que a Carmen la fascinaron. No nos extraña.

Ignoramos cómo, cuándo o por qué se le ocurrió a Carmen dibujar sobre papel de periódico. ¡Nos ha encantado! No solamente por ese contraste de severidad y circunstancia que le da el fondo de la imagen a un dibujo alegre, colorista y tierno, sino sobre todo porque no puede obviarse que en Cuba eso de la prensa grande y libre no existe. Quizás lo de grande sí, lo de libre, teniendo en cuenta que los periódicos son los oficiales, no es probable. Por eso, ese pequeño y personal homenaje que la autora nos hace del periódico, un elemento a extinguir al decir de muchos en el mundo occidental-capitalista, y parece que con visos de razón, nos ha enamorado. Por otra parte, el uso del papel de periódico refleja mucho el devenir diario de los cubanos: comprar prensa es relativamente barato y los isleños le dan muchos otros usos, como no hace tanto hacíamos aquí, por cierto: desde limpiar los cristales, pasando por envolver el bocadillo, o en el excusado.

Jabaloyes coincide con Poveda en la visualización de, además del calor y el color y la humedad y el optimismo, la negritud de sus gentes. Relataba Montalbán en el catálogo Encuentro, que «una dama rubia cubana» que asistía a una mesa redonda donde se encontraba El Flaco con motivo de una exposición, se acercó a este y le espetó «Solo ha fotografiado negros ¿no ha visto otras cosas en la Habana?».

Cuba es todo esto y es mucho más y los cubanos mientras tanto ven la vida pasar, charlando, con un vasito de ron. Pequeño gran homenaje que les hace Jabaloyes.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.