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Es la economía, estúpido

Es la economía, estúpido

La conocida frase utilizada en la campaña electoral de Bill Clinton en 1992 contra George H. W. Bush (padre) sirve al codirector de Espacio Inestable para abordar la precariedad del sector de las artes escénicas

Sí, es la economía. En nuestro caso sería: es la liquidez, estúpido. Evidentemente no me planteo insultar a nadie. Para nada. Solo colocar el foco en lo que de verdad es el problema esencial de la cultura, y en concreto de las artes escénicas españolas: la liquidez.

En un sector completamente subvencionado, y luego explicaré qué conceptos deberíamos cambiar para volver a un lugar esencial en nuestra sociedad, si no hay liquidez se colapsa.

Una vez enunciada la idea sobre la que voy a ir dando vueltas en este artículo, recuerdo mi idea de escritura de una serie de artículos para este suplemento: destacar una serie de problemas endémicos de nuestro sector para su reflexión.

Al hablar de liquidez, hablaré evidentemente de precariedad, de precariedades en plural. Porque las hay de muchas maneras diversas, con más intensidad, con menos, más duras, menos duras, más coloreadas, más negras, más duraderas, más a corto plazo... El ecosistema de las artes escénicas es diverso y emocionante.

Rescato también una serie de ideas que transmití en el Consejo estatal de la Cultura del Ministerio de Cultura en julio sobre la precariedad.

En esa mesa institucional decía que pienso que es el momento, que es nuestro momento. También decir que ya fue el momento. Y que los momentos pasan y que las ilusiones se gastan, bueno, en nuestro sector, no se gastan, se afianzan y se expanden, pero tampoco dan de comer.

Nuestro sector se ha adaptado a todas las crisis que nos ha tocado vivir durante siglos y seguimos y seguiremos haciéndolo. Somos rebeldes porque hay mucho sobre lo que rebelarse. La falta de liquidez es una de las cuestiones más extenuantes que tenemos que vivir y sobre la que hay que rebelarse. Esta falta de liquidez tiene que ver, como dice un socio amigo mío, con que «somos una tienda de ventiladores en el polo norte». Y a partir de esto, y de que trabajamos con subvenciones, nos encontramos en la situación de tener que adelantar los gastos antes de recibir el maná, como cualquier negocio. Pero recordemos la cursiva que acabo de escribir. Aclaremos el concepto subvención: es una lacra el concepto subvención, nos ha hecho perder peso en la sociedad (además de otras cuestiones) y nos ha hecho que nos vean como seres parasitarios, así de fuerte.

Somos subsidiarios de algo, del estado, de mamá estado, y eso es fácil de criticar. ¿Recordamos a alguien saliendo a la calle en la época de las grandes manifestaciones en contra de los recortes a la cultura? ¿Hubo grandes manifestaciones en las calles por la subida del IVA, por los ataques de Hacienda a los presupuestos de Cultura? Yo no vi a la sociedad civil salir a apoyar a la cultura. Y recordemos que somos o fuimos o debimos ser uno de los pilares de la sociedad, aparece el acceso a la cultura en la Constitución en el artículo 44. Deberíamos encontrar ayuda en las palabras y en nuevos conceptos para ir cambiando dinámicas que nos distancian: con decir que son programas para que el sector co-tutele el acceso a la cultura a los ciudadanos ya sería un cambio sustancial. Llamémoslos programas en sustitución a subvenciones. Entendamos cotutelaje porque recordemos que al final llegamos en muchos aspectos a los lugares que no llega lo público. Ampliamos ofertas, damos lugar a la experimentación, a la investigación, a lo comercial, a lo profesional€ el estado no es competidor ni debe serlo, es un canalizador de recursos y de pensamientos y de estructuras. Debe trabajar unido y en sintonía con el sector artes escénicas, mal llamado privado.

Ante todo esto y por todo esto debemos decir: ¡basta¡

Podemos seguir trabajando ilusionados, con ahínco, con desmesura, con pasión, pensando que somos proyectos públicos que cumplimos función pública, que cumplimos una función social, nos podemos convencer de todos estos argumentos y colocarnos un aura tan sólida y mitificada como una Constitución pero sin presupuesto estaremos limitados para siempre. No somos en una amplia mayoría rentables económicamente ni a lo mejor lo buscamos, sino que somos rentables artística y socialmente. Que un país que no lucha por su cultura no es más que un paraíso fiscal. Y para luchar por la cultura sobresaliente de este país desde hace siglos hace falta presupuesto y liquidez.

Dije que los presupuestos siguen aumentando en Cultura, pero ahora también aparece un mal nuevo para nosotros: se puede morir del éxito. Sí. Es de risa. Veamos pues la cuestión: las subvenciones, los programas llamaremos ahora, se resuelven a mitad o en la última parte del año. Pero se pagan en algunos casos en la ultísima parte del año y en otros, los restantes, que son la mayoría de las comunidades, así ocurre lo que tenga que ver con nuestra Generalitat, un año después. Es decir, en el siguiente ejercicio. Al final esto es una práctica desconcertante. Y ahí radica el problema de la liquidez. Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo, dijo el científico. Dadme liquidez y paliaré la precariedad. Pagos a compañías, ejecutantes, proveedores€ todo se va retrasando con el intento de resistir y subsistir. Se contrata menos y llegamos a la autoexplotación. Un estudio para la red de teatros alternativos nos dio indicios serios de un cambio de tendencia en la contratación que se agudizó con la crisis: nos habíamos quedado en cuadro, perviviendo los socios de los proyectos y poco más. La primera medida del plan cultural que contemplan los políticos debería consistir en dotar de liquidez, regar las semillas que hemos plantado. Porque lo que está pasando es muy raro: por un lado hacemos ricos a los bancos con los intereses que pagamos con los adelantos y prestamizaciones de las ayudas y por otro lado estamos anquilosando la precariedad. Hay algunos bancos que por suerte trabajan con ética y plantean una forma correcta de trabajo con el sector posibilitando esa liquidez como es el caso de Triodos Bank, pero no debería ser función de un banco, por muy ético que sea, sino de la administración, de lo público.

¿Qué tipo de cultura queréis tutelar? ¿Una cultura precaria, insostenible, dependiente que siga viviendo como una enorme mentira?

La cultura escénica española es de las más potentes a nivel europeo, de las más efervescentes y creativas, dramaturgos, actores, directores€ unos creativos impresionantes e infraestructuras que dan cobijo a las vanguardias, a la innovación, a la creatividad, a la dramaturgia, con planes, proyectos, programas€ pero con una economía residual, famélica e irreal. Remedios Zafra dirá del sector cultural: «sujetos envueltos en precariedad y travestidos de un entusiasmo fingido, usado para aumentar su productividad a cambio de pago simbólicos o de esperanza de vida pospuesta».

Ya está bien. Solicitamos urgentemente un aumento de los presupuestos para la cultura. Para toda la cultura española y especialmente para la cultura escénica. No nos vale con bajadas de IVA y descuentos en los impuestos y en carnets para ver espectáculos, queremos trabajar con dignidad. Solicitamos dignidad, respeto, salir de la precariedad en la que hace tiempo nos metieron los gobernantes y las políticas neoliberales.

Porque si eso no se da de manera urgente nos iremos cayendo uno a uno, apagando las luces de los espacios escénicos, cerrando compañías, vaciando los asientos, finiquitando la creatividad escénica. Y ni siquiera tendremos fuerzas para quejarnos, para agruparnos y presionar, de lo esqueléticos que estaremos. Puede ser una exageración pero hemos visto compañeros de profesión dejando sus trabajos, cerrando sus puertas, aumentando sus deudas, haciendo ricos a los bancos y llorar en los pasillos y salir corriendo a buscar otro oficio y perder su valor añadido, sus capacidades adquiridas con cariño y tesón y con esfuerzo económico, todos conocemos el paro insaciable de las artes escénicas.

Podemos seguir manteniendo la mentira durante «x» tiempo, alargando un año más la precariedad del sector o de verdad tomar al asalto los presupuestos, dignificar este sector que no es un sector cualquiera y apostar por la liquidez inmediata.

Así que: es la liquidez, amigos. Tomad nota de algo que ya sabéis y revertidlo.

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