Para algunos pueblos que el médico de cabecera pase consulta todos los días, al menos a media jornada, supone todo un logro, y este es uno de los avances que ha registrado Palmera en los últimos 40 años. Cada dotación, como la «escoleta», la Biblioteca o la Casa de la Música se ha celebrado con traca y confeti en esta localidad, con un kilómetro cuadrado de superficie y poco más de mil habitantes.

Al sur de Gandia, Palmera es otra de las localidades agraviadas por la travesía de la N-332. En estos años ha crecido hacia el norte, con un polígono industrial urbanizado hace una década que concentró las empresas antes dispersas por la población. Su reivindicación más urgente es disponer de un colegio nuevo, ya que se ha quedado pequeño y cinco barracones ocupan el patio. «Parece una escuela itinerante, los alumnos van al polideportivo para hacer gimnasia, a la Casa de la Música para dar la asignatura...», se lamenta Àlvar Català, de Compromís, alcalde desde hace 20 años. Por parte del ayuntamiento ya tienen una parcela lista y urbanizada para que el Consell, como prometió, construya uno en 2021.

Hoy en día Palmera también es conocida más allá de la Safor por albergar un huerto botánico con casi 400 variedades de cítricos, no sólo valencianos, sino de todo el mundo. Lo impulsa en su pueblo natal Vicent Todolí, exdirector de la Tate Modern de Londres, en una parcela de 25.000 m2 en la partida del Bartolí, con subvenciones de la Diputación de València, y admite visitas concertadas. Además, desde hace dos años ayuntamiento y fundación organizan un concurso gastronómico basado en los cítricos.

Desde 1999 los nacionalistas apenas tienen rival en cada convocatoria electoral municipal. En la legislatura 2015-2019, con un 83% del voto, todos los ediles que tenía entonces la Corporación, siete, fueron íntegramente para Compromís. En la actual, donde estaban en juego dos escaños más por el aumento demográfico, Compromís obtuvo siete, mayoría absoluta, y el PSPV-PSOE, dos.