Los expertos calificaron hace apenas un año de rareza la aparición de una trufa dulce de Hungría en un campo de naranjos de Sumacàrcer y ha vuelto a suceder. En la misma parcela y a pocos metros del lugar donde el año pasado ya encontró tres ejemplares de este hipogeo, el propietario del campo ha localizado con la llegada del otoño otros dos. «Seguramente habrá más», comenta Fermín García, que advierte de la dificultad de encontrar este hongo que se desarrolla bajo tierra si no es con la ayuda de un perro entrenado que se guía por su olfato. Se trata de la tercera vez en cuatro años que la trufa aflora en este campo, aunque todo apunta que el otoño que no la encontró fue porque los jabalíes se le adelantaron, guiados también por su fino olfato, ya que el propietario encontró el campo todo revuelto por la acción de esta fauna salvaje.
Una casualidad quiso que este agricultor de Sumacàrcer aficionado a la fotografía encontrara el primer ejemplar de este hipogeo en su campo y su curiosidad le llevó a contactar con expertos que lo identificaron como la trufa de Hungría, un hongo de sabor muy dulce propio de este país que se utiliza en repostería.
La cántabra Ita Paz Conde, una investigadora del campo de los hipogeos reconocida a nivel internacional, comentó en su día a Levante-EMV que la aparición de esta trufa en un campo de naranjos no tenía ninguna explicación y apuntó la conveniencia de realizar un seguimiento para confirmar si este hipogeo microrriza, es decir, vive en simbiosis con un árbol, en este caso, un naranjo, ya que consideraba que el fenómeno tenía interés científico.
Saciada la curiosidad, el propio Fermín García se ha encargado de realizar el seguimiento e informar de la aparición a un representante de la Sociedad Micológica Valenciana (Somival), al que acudió en un principio tras sumergirse en el mundo de los hipogeos para recabar información al localizar las primeras trufas. Éste le informó de que estaba documentada una localización previa de esta especie (Mattirolomyces terfizioides) en la Granja de la Costera, aunque los técnicos que consultó coinciden en señalar que no es nada habitual su presencia en esta zona ya que este hongo tiene en Hungría su hábitat natural asociado a bosques de Robinia pseudoacacia y, precisamente, de este país les vienen el nombre por el que se le conoce popularmente. Ita Paz Conde explicó tras analizar las muestras que le había facilitado Fermín García que se trata además de un hongo muy abundante en Hungría, donde se comercializa ya que se utiliza en repostería por su sabor extremadamente dulce sino empalagoso, comentó.
El agricultor de Sumacàrcer comentó que, en un principio, para hacer un seguimiento sin alterar las condiciones del terreno en que había aparecido la trufa, dejó el campo «como en barbecho», sin utilizar ningún producto herbicida. «Era una rareza y no sabíamos si volvería a salir», comentó, mientras señalaba que este año ha vuelto a las prácticas habituales de cultivo y pese al uso de herbicidas le trufa ha aflorado de nuevo. García visita el campo siempre que puede en un intento de evitar que la abundante población de jabalíes que hay en la zona pueda descubrir antes que él nuevas trufas ya que, según comenta, la época en que se pueden recoger las trufas se prolonga hasta el mes de diciembre.