? La gruesa cadena de oro que habitualmente lucía uno de los jefes de la organización, actualmente en prisión, no pasaba desapercibida para nadie. Era casi una de sus señas de identidad. Tampoco los vehículos de alta gama que conducía. Algunos de los cabecillas de la organización desarticulada en esta operación conjunta de las fuerzas de seguridad -en la misma se coordinaron la Policía Nacional de Alzira y la Guardia Civil de Carlet- no tenían ningún recato en mostrar su poderío económico, es más, hacían ostentación del mismo. Contaban con empresas legales a modo de negocios pantalla de esta actividad ilícita.