Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Recupera 6.000 kg de naranja al admitir un comercio que las cogió por error en Alberic

Una llamada anónima al leer en Levante-EMV la noticia del robo informó al afectado dónde estaba la cosecha La empresa abona el importe de la fruta

La pantalla del teléfono de Luis Rubio se iluminó el sábado por la mañana al recibir una llamada de un número privado que puso fin a la extraña aventura que han vivido sus naranjas. El día anterior, Levante-EMV había informado del robo de más de 6.000 kilos de fruta tras la denuncia presentada en el cuartel de la Guardia Civil de Alberic. «Hola. No te voy a decir quién soy pero he leído la noticia y sé quiénes estuvieron recogiendo la naranja en tu campo», comentó la voz anónima mientras le explicaba lo que sucedió. «Muchas gracias por todo, pero me puedes decir ¿quién eres?», contestó el afectado.

El interlocutor colgó más rápido de lo que a Rubio le costó formular la pregunta. Hasta ahí duró la conversación. Unos segundos en los que este vecino de Alberic tuvo bastante para saber dónde estaban sus cítricos. «La situación fue un poco extraña. Si no llega a salir en el periódico, no hubiera podido recuperar la cosecha», asegura el agricultor con una sonrisa de satisfacción.

A principios de mes, Rubio sufrió un robo en su campo de Okitsu. Quinientas arrobas de naranjas (6.390 kilos) valoradas en 1.300 euros. Todo un año de trabajo que se había esfumado en tan solo unas horas y sin recompensa. Por suerte, un anónimo conoció el suceso a través de este periódico y pudo relatarle todo lo que ocurrió en su parcela.

Rubio se puso en contacto con el comercio de naranjas que, al parecer, había recolectado su cosecha. Los presagios de la llamada se confirmaban. La fruta había sido localizada. «Desde el primer momento han sido sinceros conmigo. Me dijeron que se habían equivocado y yo lo acepté. Todos somos seres humanos y cometemos errores», explica el afectado.

Fallo en la tecnología

Según el comercio, el error nació en la comunicación entre la cuadrilla y la empresa del sector. Utilizan una aplicación móvil en la que se indica mediante coordenadas la ubicación de la parcela en la que se tienen que recoger los cítricos. Lo probaron ante él y los datos coincidían al confluir en el campo del agricultor. Se ratificaban así las observaciones de la voz anónima.

Un representante del negocio se encargó de acercarse hasta su casa y ya han firmado todos los papeles para que le paguen toda la cosecha según los kilos y el precio que había pactado con el almacén al que las había vendido. «La historia ha sido un poco rara. Al principio yo no era consciente de lo que sucedía, pero a medida que ha ido avanzando se ha destapado todo. Animo a todos los agricultores que sufren estos casos a que hagan lo mismo. Denunciar y hacerlo visible es muy importante. Yo las daba por perdidas y esto ha venido como una gran sorpresa», sentenció.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.