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Las tiradas arrancan con mínimos históricos de caza por el bajo nivel del agua

Las tiradas arrancan con mínimos históricos de caza por el bajo nivel del agua

Las piezas abatidas caen un 65 % en Sueca en la primera jornada de la temporada mientras que en Cullera hubo replazas sin ninguna captura

La primera jornada de tiradas en los humedales de l'Albufera confirmó el sábado los malos augurios de los cazadores de Sueca y Cullera ante el escaso nivel de agua en los cotos. El inicio de la temporada ha estado marcado por una reducción de la caza cercana al 65 % en Sueca, con cifras que se califican de «históricas» en el sentido negativo. La situación en Cullera fue todavía peor, donde algunos cazadores abandonaron su actividad apenas dos horas después de que se abriera el fuego.

El pasado sábado comenzaron las tradicionales «tiraes» en los acotados de caza de aves acuáticas. Los cazadores afrontaban con incertidumbre, preocupación y malestar la primera jornada por la escasez de agua en los humedales; algo que ya se dejó ver con la caída considerable de la recaudación en Sueca (un 22 % menos que el año anterior). La promesa realizada por la administración y los sindicatos de riego que garantizaba agua para los cotos no se cumplió. Por ese motivo, muchas de las aves que realizaron su viaje migratorio optaron por otros lugares con un mayor nivel de agua para encontrar un lugar de cobijo y poder alimentarse.

Según ha podido saber este periódico, en la zona acotada de Sueca se redujo la caza por encima del 65 % con respecto a ejercicios anteriores, lo que supone unas cifras que ni los cazadores más veteranos recuerdan. La única replaza que se salvó fue la 39, conocida como «El rinconet» que consiguió abatir un total de 63 piezas. Una cifra muy superior que la obtenida por el resto de «vedats» . Hay que recordar que en la capital de la Ribera Baixa las replazas 12, 14 y 15 de la partida de la Correjola y las 24, 23, 25 y 26 de las partidas Bassals y Caldereria no pudieron llenarse mientras que algunas tan emblemáticas como el 16, el 5 o el 4 o La Mota, esta última adjudicada por 8.800 euros, estaban en niveles muy bajos.

«Esto no lo hemos visto nunca»

Si el inicio de la temporada en Sueca fue malo, en Cullera aún fue peor. A las diez de la mañana, apenas dos horas después de abrirse fuego, ya había cazadores que prefirieron salirse de sus replazas y dedicar el día a otros quehaceres como jugar a las cartas, almorzar o preparar una paella ante la imposibilidad de practicar la caza.

«Lo que ha pasado en esta primera tirada no lo hemos conocido nunca, ni en los peores años de sequía, allá en la década de 1990. Esto es inconcebible. Los cazadores hemos hecho este año una firme apuesta económica por relanzar una tradición histórica como son las 'tiraes', con altas pujas a sabiendas de que, al menos inicialmente íbamos a tener agua, tal y como habían dicho los sindicatos de riego», explicó un veterano cazador a este rotativo, molesto por el negativo resultado de la primera jornada de caza en l'Albufera.

La replaza que más piezas consiguió abatir en el coto de Cullera fue la número 4, que logró al final de la jornada un total de 14 piezas mientras que, en el lado opuesto, las replazas 13, por la que se pagaron 5.000 euros, y 19 no abatieron ni una sola pieza. Fue precisamente la replaza número 6 de Cullera, el «vedat» más caro y por la que se pagaron 6.600 euros, la que a las diez de la mañana se encontraba vacía después de que sus rematantes decidiesen salir por no haber podido ni siquiera disparar.

La preocupación previa al inicio de las «tiraes» se mantiene, no obstante, después de una primera jornada considerada como «negra» por los propios aficionados a la caza. Según los mismos cazadores, la falta de agua no solo afecta a las aves migratorias, sino que el reducido nivel hídrico también afecta mucho a la fauna local, de hecho, algunas aves solo acuden al «vedat» por la noche a comer y se vuelven a ir, en vez de asentarse.

Se trata de un problema que «puede acabar afectando al ecosistema del parque que, recordemos, no es solo el lago, sino las zonas limítrofes, las cuales se han de inundar también para mantener los niveles de agua», manifestaron los cazadores, preocupados por el actual estado de los acotados y su entorno.

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