«Es un privilegio que la Casa de Sinyent siga en pie». Así de tajante se mostró el alcalde de Polinyà de Xúquer, Óscar Navarro, para explicar la preocupante situación en la que se encuentra la construcción más representativa de la arquitectura civil medieval de la Ribera, declarada BIC este mismo año, tras la tormenta del domingo. Sin techo, con nuevas grietas y continuos desprendimientos. En estado de gravedad y con posibilidad de derrumbe. Una realidad que se refleja en la fachada y su frágil estructura, donde la crudeza del paso del tiempo y las escasas intervenciones por mejorar su aspecto, evidencian su desgaste. Todos coinciden en la importancia de iniciar una actuación urgente que revierta su tesitura. De hecho, Navarro exigió «más hechos y menos palabras» y reclamó unidad entre AVA-Asaja, entidad propietaria del edificio, el Consell y el propio consistorio para frenar su deterioro y evitar su destrucción. «Es algo que se veía venir. Llevamos más de 30 años con esta historia y ahora, después del temporal, parece que todos están preocupados. Estamos hablando de un inmueble único, con un valor histórico y cultural incalculable, pero el problema es que nadie quiere financiar las obras. No soy muy optimista, pero habrá que buscar una solución conjunta entre todas las partes implicadas», explicó el primer edil de Polinyà.

La Asociación Valenciana de Agricultores adquirió la finca en 2011 para instalar su campo de experimentación y hace cuatro años, puso en marcha unos trabajos de consolidación para impedir la ruina total de esta joya arquitectónica. Por aquel entonces, el sindicato, a través de una subvención de la Fundació Pere Compte, instaló una sobrecubierta provisional para detener las filtraciones de agua y afianzó el bloque. Al mismo tiempo, diseñó un proyecto para transformar la granja en un centro cultural de referencia para el sector primario, no obstante, sigue congelado a la espera de poder acogerse a subvenciones que posibiliten su ejecución.

Por el momento, los técnicos del Consell ya han evaluado los daños y el sindicato se ha comprometido a limpiar la zona y a volver a instalar un nuevo techo. «En el caso de que viniera un fenómeno meteorológico con características similares a las del pasado domingo, podríamos perderlo todo. Contamos con muy pocos elementos patrimoniales tan importantes como este. Las administraciones tienen que ser más sensibles. Cuentan con instrumentos suficientes para marcar una hoja de ruta y afrontar un plan en distintas fases. Hemos perdido ya demasiados bienes. Hay que ponerse las pilas», señaló Bernardo Ferrer, vicepresidente de AVA.