La inversión prevista de 29,5 millones de euros en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para impulsar las obras de la variante Cullera-Favara de la A-38 colma las aspiraciones de los alcaldes de ambos municipios. El desvío, que en el último año ya ha experimentado un gran empuje, permitirá eliminar uno de los puntos negros de la red estatal de carreteras que acumula más accidentes, resolverá en gran medida el colapso de tráfico que sufre la no menos peligrosa travesía de Favara, y brindará a los cullerenses una nueva entrada sur más acorde a las necesidades que plantea el desarrollo turístico.

La construcción de la variante ha obligado a los ingenieros a elaborar un proyecto de gran complejidad técnica que incluye un puente sobre el Xúquer y un largo viaducto para salvar el alto riesgo de inundación de la planicie que canaliza las escorrentías que recoge l'Estany de Cullera. La instalación del puente atirantado de 216 metros de diámetro y un peso de 1.800 toneladas durante febrero y marzo de 2018 supuso un hito de la ingeniería en España.

La nueva variante tendrá, una vez concluidas las obras, una longitud de 8.620 metros. Se ha diseñado para que pueda acoger una velocidad mínima de 100 kilómetros por hora. La autovía está formada por dos calzadas con dos carriles de 3,50 metros cada una y arcenes interiores de 1,50 metros y exteriores de 2,50. En las obras está prevista la reposición de todas las acequias de la zona así como la continuidad de la servidumbre de paso de los caminos interceptados por la nueva infraestructura.

El nuevo acceso a Cullera por el sur brindará a la ciudad turística una mejora definitiva a su sistema de comunicaciones, que se completará con la duplicación del corrredor ferroviario que enlaza Cullera con Gandia, germen del desarrollo del tren de la costa que se relanzará con la construcción del tramo Gandia-Dénia con el que se completará la red del litoral valenciano.

Evitar tráfico interior

Cullera aspira a que la variante active la nueva entrada sur del municipio, lo que evitaría en gran medida que el acceso a la zona turística se haga por la entrada norte. El objetivo es sacar de este modo gran parte del tráfico rodado fuera del casco urbano, ya que se podría acceder directamente al barrio de San Antonio a través de la circunvalación del Bulevar . Ello evitaría cruzar toda la ciudad.

No menos crucial es la nueva variante para Favara, sometida ahora a un tráfico infernal. La recta que enlaza este municipio con Cullera, que incluye la conexión con el peaje de la AP-7, es temida por los conductores por los frecuentes accidentes que se registran en ella, muchos de ellos mortales. El propio Ministerio de Fomento cifra en más de 18.000 vehículos los vehículos que circulan al día por este tramo.

El alcalde de Cullera, Jordi Mayor, anunció ayer que instará al pleno municipal a aprobar una resolución institucional. «Es necesario que se visibilice el apoyo del municipio a unos presupuestos que representan la mayor inversión de los últimas décadas recibida por Cullera», dijo ayer.

Los trabajos de la variante han avanzado lentamente con dotaciones presupuestarias escasas, como la de 4 millones del ejercicio pasado. La autovía servirá de alternativa a la vieja N-332, origen de graves accidentes de tráfico, algunos con resultados fatales.