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Retomar la hegemonía política

Análisis

Retomar la hegemonía política

El PSPV aspira a consolidar una recuperación que está más a tiro tras la victoria de Puig y Sánchez

Si se tienen en cuenta los resultados de las elecciones del pasado mes de abril, todo apunta a que los comicios municipales depararán grandes alegrías al PSPV. En la actualidad gobiernan algunos de los ayuntamientos más importantes de la comarca o forman parte de su ejecutivo con pactos similares al del Botànic. Tras arrebatar algunos municipios al Partido Popular en las votaciones de 2015, todo lo que no sea repetir aquellos resultados supondría un duro mazazo.

El Partido Socialista fue el más votado en las elecciones generales y en las autonómicas. En la Ribera obtuvo resultados más que satisfactorios. En el escrutinio para el Congreso de los Diputados fue la fuerza más votada en 43 municipios de la comarca. Dominio aplastante, aunque fue menor el apoyo recibido en las Corts. Con todo, fue el partido más votado en ambos procesos en dieciséis localidades, doce de las cuales son, a fecha de hoy, gobernadas por los socialistas: l'Alcúdia, Alcàntera, Carlet, Massalavés, Sollana (hasta hace unos meses), Almussafes, Antella, Beneixida, Benifaió, Cullera, Fortaleny, Llaurí, Montserrat, Rafelguaraf, Senyera y Turís.

La socialista es una formación acostumbrada a gobernar. En las primeras elecciones municipales celebradas tras la dictadura, concretamente en 1979, consiguieron 26 alcaldías. Alzira, Cullera, Algemesí, Carlet, Carcaixent o l'Alcúdia estuvieron muchos años dominadas por el socialismo. A lo largo de los años la cifra menguó por el desgaste de la gestión y cruentas luchas internas que destrozaron el partido en poblaciones tan importantes como Alzira o Carcaixent. El Partido Popular ocupó gradualmente el espacio que dejaban vacío. En los comicios de 2011, el PSPV estaba al frente de trece ayuntamientos, cifra que se elevó a diecinueve en 2015 (en la actualidad también está al frente de las juntas vecinales de las entidades locales de El Perelló y el Mareny).

Al igual que Compromís, los socialistas sacaron rédito de los casos de corrupción que acechaban al Partido Popular para mejorar sus resultados. Ambos forjaron entonces una alianza a nivel autonómico y provincial que se repetiría en una gran cantidad de municipios, si bien es cierto que en aquellos en los que uno u otro gobiernan en solitario, la animadversión entre ellos es muy fuerte. No obstante, en caso de resultados adversos, parecen estar obligados a forjar pactos que no se llevaron a cabo en 2015.

En aquellas elecciones, los socialistas se hicieron con el gobierno en algunas de las localidades más destacadas de la comarca como Almussafes, Cullera o Algemesí (ésta había sido un feudo importante para el PSPV durante dos décadas, hasta que pasó a manos del PP en 2007). Desde ahí se han hecho fuertes. La capital turística de la Ribera Baixa se ha convertido, gracias a la gestión de Jordi Mayor, es un feudo que parece inexpugnable, al igual que Almussafes, donde Toni González se antoja imbatible.

La activa partipación socialista en el gobierno alcireño también le ha devuelto muchos apoyos, como se constantó el 28-A, y Marta Trenzano aspira a liderar de nuevo un gobierno de izquierdas en Algemesí. El PSPV puede presumir, además, de ser el único partido que conserva intactas algunas alcaldías desde 1979. El caso de l'Alcúdia es paradigmático y se ha convertido en un modelo de gestión que no pocos imitan, aunque en los últimos cuatro años han necesitado el apoyo de Compromís.

El PSPV ha apostado por la paridad. Las listas de la Ribera Alta cuentan con casi tantas mujeres como hombres. Algunas de ellas ya han sido alcaldesas esta legislatura, como Marta Trenzano, Marta Ortiz o Neus Garrigues; mientras que otras como Isabel Aguilar o Sara Diert aspiran a serlo.

El PSPV sueña con recuperar la hegemonía. Sobre todo, tras los buenos resultados obtenidos por Sánchez y Ximo Puig, que dan alas a la formación del puño y la rosa. No obstante, con los pies en el suelo, su objetivo es revalidar sus alcaldías y los pactos de gobierno progresistas. Sobre todo si se tiene en cuenta que la fragmentación del voto por la derecha y la aparición de formaciones como Vox hacen prever resultados que podrían ser muy apretados. Perder el poder obtenido en 2015 sería un fracaso. El 26M decidirá.

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