«Impotencia, indefensión, disgusto». Son las sensaciones que, según relata este agricultor alcireño, le invadieron tras comprobar el nuevo robo de plantones, otra lacra para una agricultura que no levanta cabeza. «Si pudiera salir volando lo haría», señala. A. R. lamenta la falta de colaboración del ayuntamiento con el sector y la escasa vigilancia. Asegura que en campos donde ha plantado nuevos árboles acude al anochecer para evitar robos. «Por mi no queda, cuando puedo voy, pero es difícil encontrarte con el que va a robar», comenta. Por lo que respecta a los plantones de naranjos localizados asegura que no pretende recuperarlos, sino exigir una indemnización. «Cuando los compro y los planto ya sufren un estrés de cambio, pero ahora los han arrancado y los han cortado y vuelto a plantar», relata. Cifra el importe en 1.150 .