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Treinta años como punto de destino de la basura

Treinta años como punto de destino de la basura

La diputación abrió en 1989 la primera planta de basuras de Guadassuar, que durante lustros provocó múltiples quejas Hoy es una moderna instalación

El Consorcio de Residuos Ribera-Valldigna acaba de estrenar la nueva planta de compostaje, una instalación imprescindible para reducir el volumen de rechazo que se deriva a vertedero y que abre la puerta a la recogida en origen de la materia orgánica a través del denominado «quinto contenedor». La entrada en funcionamiento de esta instalación prevista en el Plan Zonal de Residuos se produce cuando se cumplen 30 años de la construcción en ese mismo lugar, el polígono de la Garrofera de Guadassuar, de una primera planta de residuos concebida por la Diputación de València para dar servicio a las comarcas de la Ribera y la Costera. Abría sus puertas oficialmente el 20 de septiembre de 1989. La entrada de España en la Unión Europea -formalizada en 1986- había representado un cambio a muchos niveles, también en la gestión de residuos con nuevas normativas bajo el principio de «el que contamina paga». La construcción de esta planta ofreció una alternativa a lo que había sido una práctica bastante extendida en muchos pueblos y ciudades, que pasaba por quemar o enterrar a las afueras la basura que se recogía en el núcleo urbano.

La planta de basuras de Guadassuar abrió una nueva etapa en la gestión de residuos, aunque una infraestructura totalmente deficiente desde la perspectiva actual y con un nivel de recuperación mínimo, apunta la actual gerente del consorcio, Eva Fornés, se convirtió también en una fuente permanente de conflicto. El proceso de conversión de la materia orgánica en compost realizado al aire libre «amargó» literalmente la vida a los habitantes de los municipios más próximos, l'Alcúdia y Massalavés principalmente, aunque en función de la dirección del viento los malos olores podían llegar casi a cualquier parte.

«Yo no estaba entonces en el ayuntamiento, pero recuerdo los problemas de malos olores, el vertido de lixiviados a las acequias de riego y las movilizaciones de los vecinos en contra de la planta. Cuando soplaba el 'xativí' era insoportable en l'Alcúdia y en Montortal no se podía vivir», relata el actual alcalde de l'Alcúdia, Andreu Salom, mientras recuerda que eran unos «olores agrios» o que la Policía Local realizaba un registro de los días en que el mal olor envolvía todo el núcleo urbano para reforzar las quejas que se elevaban a las diferentes Administraciones. Cabe recordar que la planta de basuras está en el término municipal de Guadassuar, aunque linda prácticamente con el de l'Alcúdia.

El problema se prolongó durante años aunque, como se recordó días atrás en la última junta de gobierno del consorcio que despedía el mandato, también hubo varias actuaciones con el objetivo de mejorar la situación, aunque con dudosos resultados. En el año 1995 se construyó una cubierta para proteger el compost -hasta ese momento, cualquier día de lluvia alteraba el proceso de producción que requiere de un control de la temperatura y la humedad-, lo que no solventó el problema de los malos olores o la proliferación de insectos y roedores. Una década después, a partir de 2006, se acometió el cierre perimetral de la planta de compostaje. En este interín, la aprobación del Plan Integral de Residuos provocó la creación del Consorcio Ribera-Valldigna que, formado por 52 municipios, se constituyó formalmente el 6 de octubre de 2006.

La ley obliga a que cada uno de los consorcios sea autónomo en la gestión de los residuos que se generan en su demarcación y, en el caso de la Ribera, el año 2016 marcó un hito con la apertura de una moderna planta de tratamiento y selección de residuos. Este mes de junio se ha activado el primer reactor de la nueva planta de compostaje, una instalación cerrada y en depresión para evitar cualquier emisión al exterior, que se equipará con un filtro verde. El consorcio ha empezado a desmontar la planta antigua para construir un segundo reactor. En cuestión de meses no quedará nada de aquella instalación original. Los malos olores son también ya un mal recuerdo.

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