La investigación no ha arrojado todavía resultados concluyentes pero las principales hipótesis apuntan a que el incendio que se produjo el martes en la planta de reciclaje de Guadassuar se originó en una máquina que el Consorcio de Residuos Ribera Valldigna adquirió recientemente. Apenas llevaba cuatro meses instalada en una nave situada a unos doscientos metros de la nueva planta de compostaje cuando, por motivos que se desconocen, fue, con toda probabilidad, el origen de las llamas.
«El incendio fue totalmente inesperado», admitió ayer el presidente del Consorcio, Salvador Montañana, que prosiguió: «A falta del informe final, parece ser que el fuego surge de una máquina nueva, de unos tres o cuatro meses. Una trituradora industrial que ha quedado completamente inservible». El posible mal funcionamiento de la maquinaria es uno de los factores, pero no el único capaz provocar incendios. «Estamos en un momento de altas temperaturas y a veces en los procesos de trituración saltan chispas. Esta máquina trituraba todo tipo de voluminosos recogidos del ecoparque, aunque también restos de poda para que se puedan compostar con facilidad. Se trataba de una máquina cuyos operarios estaban al tanto de refrescarla ya que, aunque estaba hecha para trabajar muchas horas y con mucha cantidad de material es lo más recomendable», explicó Montañana.
Se trata del tercer fuego que sufre la planta en un año, pero el propio presidente del Consorcio restó importancia a los hechos: «En ocasiones anteriores tuvimos incendios por culpa de que alguien arrojó a la basura bengalas, pero ninguno de los tres han sido realmente peligrosos. Es cierto que son incendios que son muy aparatosos, cuando arde un colchón, por ejemplo, arroja un humo muy negro. Pero hay que tener en cuenta que nunca acumulamos grandes cantidades de material y que en todas las nuevas infraestructuras se monitoriza y supervisa absolutamente todo».