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La falta de consenso bloquea la elección del presidente de la Mancomunitat

Compromís y EUPV se reunieron antes de la sesión, pero no alcanzaron un acuerdo La investidura se aplaza para el próximo miércoles

La Mancomunitat de la Ribera Baixa aplazó ayer la sesión de investidura de su presidente para el próximo 7 de agosto, después de que ayer por la tarde las formaciones de izquierda fuesen incapaces de llegar a un acuerdo al respecto del próximo líder de la entidad supramunicipal.

Minutos antes de empezar la sesión, prevista para las siete de la tarde, los representantes de Compromís y Esquerra Unida se reunieron en la misma sede de la Mancomunitat para tratar de cerrar un acuerdo. Ante la imposibilidad de cerrarlo, trasladaron al PSPV-PSOE la posibilidad de negociar el aplazamiento de la investidura. Tras una larga reunión, los socialistas ratificaron la decisión y oficializaron que la sesión se posponía para el miércoles de la semana que viene.

Sin la «unidad necesaria»

La hasta ahora presidenta de la Mancomunitat, Oro Azorín, quiso explicar a los asistentes el motivo del aplazamiento e indicó que las tres formaciones permanecían a la espera «de encontrar la unidad necesaria». «Después del tema surgido en Favara, se van a buscar diferentes soluciones para afrontar la elección del presidente de la Mancomunitat, que ha de ser de todos los integrantes», añadió.

Cabe recordar, como ya informó este periódico ayer, que era Compromís quien se posicionó en contra de la propuesta socialista para la presidencia de la entidad. En ella, Davinia Calatayud, representante de Almussafes, era la elegida para ser la nueva líder de la entidad; Òscar Navarro, de EUPV, se quedaba con el consorcio comarcal y la vicepresidencia primera, y por último la vicepresidencia segunda quedaba para la representación de Favara, donde PP y PSOE aprobaron en un pleno extraordinario que sería un integrante del Partido Popular quien asumiría esa figura. La formación nacionalista exigió, para apoyar la candidatura socialista, que el PSOE retirase «la pinza» que habían forzado en Favara, o renegociar la segunda vicepresidencia de la Mancomunitat.

Por su parte, EUPV condicionó su voto al «consenso» de las partes. Ante el bloqueo en las negociaciones, mantuvo esta postura. También cabía la posibilidad de que negociasen una alternativa a solas con Compromís, ya que contaban con apoyos suficientes, pero esta opción, y su posición parece que aboga por el consenso entre los partidos de izquierda. No en vano, Òscar Navarro, alcalde de Polinyà del Xúquer, insistió en la necesidad de «un acuerdo común». Incluso el alcalde de Sollana, del PP, insistió en la importancia de estos acuerdos.

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