Después de ostentar ya durante unos años la distinción de persona de más edad de l'Ènova, Josefa Sanchis i Sanchis cumplió el pasadosábado su condición de centenaria. Y el Ayuntamiento de l'Ènova, junto a sus familiares, las amas de casa de l'Ènova y la asociación de jubilados y pensionistas y el propio consistorio, le preparó hace unos días una sorpresa de las que se viven, literalmente, una vez en la vida, con una fiesta y homenaje que incluyó un paseo con la banda municipal por las calles de l'Ènova. Una celebración que a Josefa le «emocionó», según contó más tarde a este periódico su nieto Darío.

En sus cien años de vida, Josefa ha podido vivir de primera mano la evolución de la comarca de la Ribera y de la localidad de l'Ènova, donde nació el 23 de octubre de 1919. No ha tenido una vida fácil, según relató su nieto: su familia era de izquierdas, y sufrió la marginación y estigmatización en la posguerra. Darío lo ilustra con una de las anécdotas vitales de la centenaria vida de su abuela: tuvo que casarse un día a las siete y media de la mañana, ante la negativa municipal a oficiar la ceremonia a una hora normal. «Fue a llevarle un plato del convite a su hermano, que estaba encerrado por rojo», relató su nieto.

Muchos años después, ha podido vivir la exhumación del dictador Franco. A sus cien años, lleva una vida relativamente normal. Se ayuda de un andador para caminar, y cuenta con una bombona de oxígeno que le ayuda de vez en cuando a airear los pulmones. Lo usa normalmente cuando se recuesta en el sillón a ver los programas del corazón de Telecinco, «de los que se sabe todos los nombres de quienes salen», ríe Darío. Él y su hermano se encargan de cuidarla en lapsos de dos meses, durante los que cada uno está un poco más encima de ella por lo que pueda necesitar. Desde que su marido falleció en 1990, su larga progenie ha sido su mayor apoyo. Tiene dos hijos, que nacieron en 1944 y 1948; tres nietos, cinco biznietos, y una tataranieta. La pequeña ya cuenta seis años, por lo su caso representa una excepcionalidad aún mayor: será de las poquísimas personas que no solo coincida en el tiempo con su tatarabuela, sino que podrá tener un recuerdo nítido de ella. Todos ellos celebraron con Josefa su emotivo centenario, y brindaron por hacerlo algunos años más.