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Una imagen del barrio, con sus peculiares calles empinadas que llevan al castillo.joan gimeno

Reclamación

El barrio mudéjar de Cullera se rebela contra su "abandono"

Los vecinos de la trama medieval de casas de la ladera de la montaña critican la degradación y se sienten olvidados por el ayuntamiento - La falta de fondos aparca la reforma integral de la zona

La Associació sociocultural de Veïns del Barri Medieval de Cullera ha denunciado el «abandono total del Barreig del Pou por parte de las autoridades locales». Los residentes consideran que la falta de inversiones «no es digna» de uno de los espacios urbanos más antiguos y populares de la ciudad.

Los vecinos del antiguo barrio mudéjar, una de las zonas que mayor tipismo conserva de la Ribera Baixa, reclaman una mayor implicación del ayuntamiento. A pesar de que el colectivo funciona desde abril del año 2019, formalizaron la asociación vecinal en el mes de octubre del pasado año y desde entonces ha estado estableciendo contactos con el consistorio para solicitar la limpieza y adecentamiento del entorno. Representantes vecinales se han reunido tanto con la alcaldía como con responsables de las concejalías de turismo, servicios exteriores, patrimonio, medio ambiente e incluso urbanismo.

Los dirigentes municipales, según los representantes de los vecinos, les informaron de la existencia de un proyecto integral de rehabilitación que no se pudo llevar a término al no aprobarse la subvención que se había solicitado. Por ello, la asociación solicita ahora tener voz antes de que el ayuntamieno planifique el futuro del barrio. Los vecinos se quejan de que los políticos no se hayan dedicado a visitar el barrio «y a comprobar in situ el estado lamentable en el que se encuentra, lleno de basura y desperfectos».

Un bien que debe protegerse

La asociación de vecinos ve imprescindible arreglar el barrio «ya que se trata de uno de los elementos patrimonionales más antiguos de la ciudad, un bien que debería de respetarse y potenciarse», subrayan. En el Barreig del Pou se dan cita artistas de todo tipo: tapiceros, pintores, músicos y artesanos que han elegido la tranquilidad de esas calles para realizar con calma su trabajo.

La sensación que se respira en el barrio es que las autoridades les han olvidado y lamentan incluso la carencia de aspectos tan sencillos como una señalización que indique el camino a aquellas personas que quieren visitar el barrio. Reprochan que sean los propios vecinos quienes se encargan, no solo de la limpieza sino también del mantenimiento de las diferentes calles estrechas y reconditas que esconde un barrio singular y emblemático ubicado en la falda de la montaña de Cullera, bajo a la torre de Santa Ana.

Evitar el aislamiento

Los vecinos después de algunas reuniones presentaron al consistorio collerense catorce puntos reivindicativos para evitar el aislamiento del barrio. Entre estas peticiones destacan la limpieza, pintura y rehabilitación de todo el barrio, especialmente en zonas de interés turístico como el Barreig de la Reina Mora, el entorno de la torre de Santa Ana, el Barrio de la Ràpita, la senda de las torres y todas las calles que conforman el barrio medieval.

También instan a adecuar la ruta de las torres «que está totalmente abandonada», a colocar carteles indicativos para subir al Castillo o la Torre de la Reina y a poner el nombre y numeración de las calles que conforman el barrio, preferentemente en valenciano. Y piden colocar más papeleras.

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