El caso del vecino de Sueca que lleva diez meses sin poder ver a su hijo por la saturación del Punto de Encuentro Familiar de Gandia -la demora se ha visto agravada por el cierre del servicio durante meses como consecuencia de la pandemia del coronavirus-, al margen del drama personal que supone, revela otra realidad: las parejas de la Ribera que precisan de este recurso tienen que buscarlo fuera ya que la comarca carece del mismo, a pesar de los diferentes anuncios realizados por la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas en los últimos años para completar la red de centros existente.

El Punto de Encuentro Familiar es un espacio neutral pensado para facilitar el régimen de visitas de los menores en situaciones de crisis o rupturas tormentosas, incluso casos de violencia de género, tanto por parte del progenitor que no tiene la custodia como de su familia extensa. En ellos, un equipo multidisciplinar de profesionales trata de reconducir estas relaciones para normalizarlas con el objetivo de que no sea necesaria esta tutela. Alzira contó en su día con un punto de encuentro familiar que cerró hace más de seis años. La red actual deriva a la mayoría de usuarios de la Ribera al servicio de Gandia, según confirman desde los propios ayuntamientos aunque, como le sucedió al padre de Sueca, también le ofrecieron la posibilidad de acudir a Ontinyent, donde no existe esa lista de espera, lo que obligaría a ambos progenitores a recorrer más kilómetros.

El mapa de Puntos de Encuentro Familiar diseñado por la Generalitat a principios de 2018 contemplaba la apertura de dos centros en la Ribera, uno en Carlet para atender a una treintena de municipios que conforman los partidos judiciales de Carlet y Alzira, y otro en Sueca para los pueblos de esta demarcación, pero ninguno de los dos ha llegado a entrar en servicio. Es más, aquella planificación ha cambiado con el tiempo y, con permiso del coronavirus, ya existe un convenio firmado para ubicar en Alzira el correspondiente a la Ribera Alta.

La concejal de Servicios Sociales en Carlet, Lola Navarro, explicó que el ayuntamiento no disponía de unas dependencias con las condiciones que requería la conselleria para ubicar este servicio por lo que, «lamentándolo mucho», dijo, así lo comunicó en su momento, a la espera de realizar la reorganización prevista que afectará tanto a Servicios Sociales como a la Policía Local. La edil manifestó su voluntad de ofrecer un espacio una vez se pueda completar esa redistribución para que la ciudad pueda contar con este servicio que atiende situaciones de conflictividad familiar.

Su homóloga en el Ayuntamiento de Alzira, Marina Mir, por su parte, recordó que la corporación municipal ya aprobó a finales del año pasado el convenio que regula la implantación de un Punto de Encuentro Familiar en la capital de la Ribera Alta. «Había unos plazos, pero con la pandemia se ido retrasando todo y no podrá estar a punto en las fechas que se había previsto», comentó, mientras señalaba que el gobierno municipal busca en estos momentos un emplazamiento. «El convenio establece que mientras la conselleria pone el personal y asume la dirección, el ayuntamiento tiene que buscar la ubicación cumpliendo unas condiciones», dijo. La edil citó, entre esos requisitos, la proximidad a una zona verde, una fácil accesibilidad o una distribución con despachos independientes y salas de espera.

Mir recordó que el ayuntamiento recogió una demanda del Colegio de Abogados y que, si bien la opción de Alzira no se contemplaba en un primer momento, de los contactos mantenidos con la conselleria «hay voluntad por las dos partes de ponerlo en funcionamiento». En esta línea, apuntó el deseo de que se pueda cumplir ese objetivo en menos de un año. «Sabemos que la gente de Alzira está yendo a Gandia y, aunque personalmente no he recibido quejas, entiendo que siempre será más cómodo tenerlo cerca de casa. Hay que facilitar la vida a las personas», indicó.

Sueca, por su parte, sí tiene claro el edificio que ofrece a la Conselleria de Políticas Inclusivas para habilitar el Punto de Encuentro Familiar, aunque todavía no ha firmado el convenio con este fin, según reconoció la concejal de Servicios Sociales, Manoli Egea. «En principio no parece que haya ningún problema, estuvimos en negociaciones antes de la pandemia y aunque se ha frenado todo, imagino que a falta de unos flecos se podrá firmar el convenio», dijo. El ayuntamiento ofrece la denominada Casa de Llorca.

Egea recordó que la posibilidad de implantar en Sueca un Punto de Encuentro Familiar arranca de la anterior legislatura, pero no se ha concretado hasta el presente mandato. Sobre la situación vivida por el padre de Sueca que lleva diez meses sin ver a su hijo, no dudó en señalar que «son casos muy tristes porque el mismo derecho tiene el padre que la madre. Me pongo en su piel y debe ser muy duro. Vamos a intentar tener en Sueca este espacio para que todos puedan vera sus hijos», indicó la edil.