Levantar la voz, además de poco recomendable, se puede pagar caro. Un ciudadano alcireño ha sido sancionado con una multa de 200 euros por perturbar el descano del vecindario al mantener un aparato musical a un volumen muy elevado y vociferar en el interior de un domicilio de la calle San Vicente de Paúl el pasado 20 de marzo. El afectado alegó ante los agentes que intervinieron en el atestado que «llevaba varios días de confinamieno y ya no podía más». Estaba harto.

El derecho al descanso ha ido asentándose a medida de en que los vecinos aumentaban las quejas ante las autoridades locales por el comportamieno incívico del vecindario. En la mayoría de ocasiones, las reclamaciones se presentan por el exceso de ruido provocado por algún local abierto al público, aunque a medida en que las ordenanzas municipales imponían severas medidas de aislamiento acústico, las protestas se han centrado más en fiestas públicas o privadas que exceden con mucho los decibelios asumibles en plena noche.

Todos los ayuntamientos disponen ya de un reglamento que regula los niveles máximos de ruido permitidos. El de Alzira señala textualmente en su artículo 32 que será punible «realizar cualquier actividad perturbadora del descanso ajeno en el interior de las viviendas como fiestas, gritar, vociferar o arrastrar muebles, que en periodo nocturno generen ruido transmitido que resulte apreciable sin necesidad de instrumenos de medida en el interior de los dormitorios».

Con esa disposición legal, la policía municipal está obligada a intervenir cuando se tiene contancia de alguna irregularidad. Por ello una patrulla de agentes accedió a las 23:19 horas del viernes 20 de marzo a una vivienda situada en una calle situada en el entorno de la parroquia de la Encarnación. Al llegar, la policía constató que se escuchaba desde el exterior el elevado volumen del aparato musical. También los gritos de algunas de las personas que estaban en el interior.

El propietario de la vivienda declaró en ese momento que se habían reunido en la casa para contrarrestar los días de confinamiento absoluto que había decretardo el gobierno para frenar el avance del coronavirus. El estado de alarma que se estableció el día 13 de marzo contemplaba medidas restricctivas excepcionales durante quince días. El confinamiento se prolongó con posterioridad hasta finales de junio.