El alcalde de Alberic, Toño Carratalá, manifestó ayer su malestar ante un nuevo acto de vandalismo que ha ensuciado uno de los elementos patrimoniales más destacados de la localidad. Varias pintadas aparecieron recientemente en el histórico polvorín, situado en la emblemática Muntanyeta. Y lo hicieron apenas una semana después de que el consistorio concluyese un importante operativo de limpieza y mantenimiento en dicho enclave.

Muy poco ha durado el efecto de aquella labor. La Muntanyeta protagonizó un espectacular lavado de cara. Las brigadas municipales taparon numeras pintadas que afeaban su entorno. Pero cuando lucía su mejor aspecto, han aparecido nuevas pintadas, tal y como denunciaron ayer el consistorio y el propio alcalde. «Estas cosas provocan una frustración enorme, sobre todo porque se trata de nuestro espacio más simbólico. Es muy triste», lamentó Carratalá.

El ayuntamiento manifestó que la policía de la localidad ya busca al responsable o los responsables del acto vandálico, al que le espera «una sanción ejemplar que le quitará las ganas de realizar más pintadas». Este tipo comportamientos incívicos tienen siempre consecuencias económicas, ya que el dinero empleado para la mejora del entorno de la Muntanyeta no habrá sido suficiente. Y la rueda nunca para. «A diario tenemos brigadas en la Muntanyeta para limpiarla. Sumamos este nuevo dispositivo para que su imagen sea la mejor posible, pero da igual lo que se haga. No es un tema de presión policial, aunque tampoco podemos tener a una patrulla allí veinticuatro horas. El problema es que siempre hay alguien que está dispuesto a ensuciar y destrozar el patrimonio público. Cualquier persona que ataque la integridad de la Muntanyeta, ataca también a Alberic y a su gente», deploró el alcalde.

Antigua cueva

El acto vandálico se produjo, concretamente, en el acceso al antiguo polvorín, de gran valor histórico. No hay que olvidar que Alberic jugó un papel importante durante la Guerra Civil, ya que albergó una fábrica de armas encargada del montaje de subfusil «Naranjero», nombre que recogió de su entorno más cercano, ya que estaba rodeada de almacenes citrícolas. La existencia de esta industria comportó, a su vez, la construcción de un polvorín en la conocida como Cova dels Estudiants, donde se almacenó el material, antes de ser enviado a la fábrica principal, en València, sino que también se realizaban pruebas de tiro. Aquella especie de túnel se tapió y, en su entrada, ahora proliferan los grafitis.

Foco del gamberrismo más variopinto desde hace años

Todos los ayuntamientos sufren, en mayor o menor medida, actos vandálicos. El historial del incivismo con la Muntanyeta de Alberic no viene de tan lejos como su viejo polvorín, pero remonta ya muchos años atrás. «Pese a ser uno nuestros espacios más importantes, sufre ataques continuos», deploró el alcalde, Toño Carratalá. El envidiable espacio ha sido víctima, desde hace mucho tiempo, del gamberrismo a todos los niveles: se ha destrozado el mobiliario urbano en repetidas ocasiones, se ha ensuciado con basura o se han pintado elementros patrimoniales.