Pepe Bonet ha dedicado casi 40 años de su vida a la docencia. Jubilado desde julio de 2020, ha sido galardonado con la Mención Honorífica a la trayectoria profesional como mejor docente de España en la quinta edición de los premios Educa Abanca. Fueron sus propios exalumnos los que presentaron su candidatura.

Su satisfacción es haber trabajado en lo que le gusta: «Mi principal motivación era divertirme. Siempre me lo he pasado muy bien en las clases y he intentado que los alumnos se lo pasasen bien conmigo», cuenta Bonet. «Lo principal es creer en los alumnos para que ellos crean en ti. Con esa conexión es todo más fácil. Si no te diviertes, no vales para ser docente», indica.

Aún recuerda su incorporación, en marzo del año 1982: «Venía de Córdoba de la mili y me dieron la plaza en Palma y Ador. Me confundí, creía que me la habían dado en Palma de Mallorca y me quejé», recuerda entre risas. De aquel primer año recuerda especialmente a «un alumno muy difícil. Me ponía al límite. Una vez me encerró en clase y me llegó a amenazar con quemarme el coche. En vez de abroncarle, me fui a su mesa, le di las llaves de mi coche, lo llevé hasta él y le dije que me lo quemara. Lo desmonté», rememora: «Luego fue uno de los que más lloró para que no me fuera cuando me cambiaron de colegio».

También recuerda a un alumno con problemas personales que quiso dejarlo todo «y hoy es profesor universitario. Le ayudé a no abandonar», comenta. Ahora, que ha saltado la noticia del premio que ha recibido, cientos de personas que fueron alumnos suyos le escriben en las redes sociales para recordarle. «Me doy cuenta de que, como profesor, he marcado la vida de mucha gente y se me pone un nudo en la garganta», confiesa conmovido.

Galardón a toda una vida

Pepe Bonet es el mejor profesor de España por haber dedicado con éxito toda una vida a la enseñanza. «La verdad es que tengo sensaciones muy diversas, es una mezcla de sentimientos que no sé describir. Fueron los propios alumnos los que propusieron mi candidatura y eso me emociona. Llevo días en que se me saltan las lágrimas de pensarlo», comenta enternecido. Asimismo, aclara que el premio se lo han otorgado a él aunque defiende que «es mérito de todos los profesores. Recibo el premio con orgullo y como reconocimiento a nuestro trabajo con los niños para dotarlos de medios, humildad, respeto y darles confianza en sí mismos para afrontar su futuro», señala.

Pepe y su esposa le contagiaron a sus dos hijas la pasión por la docencia: «Ellas han acabado en el mundo de la educación». El momento más emotivo para él fue el día de su jubilación: «Tuve a mi hija mayor de compañera en mi último instituto en Alginet y de su brazo salí el día que me jubilé. Es el honor más grande que he tenido en mi vida», finaliza.