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Tribuna

Cuando el enfado pasa a ser decepción

Las personas depositan su confianza en la clase política para las pequeñas cosas del día a día y por ello, estas deberían ser con las que la clase política se ganase la confianza de la ciudadanía. Pero ni ahí. Me explico.

Hace unos meses instalé placas solares en mi vivienda habitual. Esperé mucho tiempo a hacerlo, de hecho cuando estaba acabando la carrera (soy licenciada en ciencias físicas) y estudié sobre tecnología fotovoltaica y termosolar pensé que la solución a los problemas energéticos y el consumo de combustibles fósiles pasaba por el autoconsumo. De esto hace unos 25 años. Y quiero dejar claro, repito, que he esperado todo ese tiempo a poder comprar e instalar una estación fotovoltaica en mi casa. Algunas razones por las que he tardado tanto han sido personales, pero otras han sido políticas, ¿recuerdan el impuesto al sol? Seguro que sí.

Después de tanto tiempo y ahorrando poco a poco, inicié las gestiones para la instalación: pedir presupuestos, investigar sobre beneficios, ayudas, compañías eléctricas. En definitiva, no me tiré a la piscina sin haber estudiado pros y contras.

En ese camino me enteré que los ayuntamientos ofrecían ayudas a particulares para promover estas instalaciones. En concreto en Alzira se ofrecía una bonificación en el IBI del 25 % durante dos años. Así que, solicité dicha ayuda. Al poco tiempo de realizar la solicitud online, recibo una llamada de una persona (recordemos que se teletrabajaba) comentándome que, el Partido Popular en la oposición del gobierno de Alzira, había propuesto una moción para aumentar esas ayudas que resultó aprobada por unanimidad de todos los partidos, en sesión plenaria. Como mi solicitud estaba hecha en tiempo pero los recibos del IBI correspondientes al 2021 ya estaban tramitados se me propuso posponer la solicitud y se me aplicaría la ayuda a partir de 2022. Obviamente acepté y agradecí enormemente a esa persona su interés, ayuda y amabilidad.

Cuál ha sido mi sorpresa cuando, casi un año más tarde, recibo una notificación con una bonificación que no corresponde a lo aprobado en aquella moción. Obviamente, llamé por teléfono y de nuevo esa persona, a la que reitero mi agradecimiento (y que pertenece al cuerpo técnico del consistorio) me explica qué es lo que ha pasado.

Después de casi un año de aprobada la moción y sin aplicarla a las solicitudes ya tramitadas, la ordenanza que se aprueba modifica la moción propuesta por el PP, aprobada en el pleno, de tal forma que:

• Deja fuera de la posibilidad de las ayudas a las instalaciones más pequeñas, es decir las que pueden instalar la mayoría de particulares en sus casas

• Reduce de 5 a 3 los años bonificados.

• Las instalaciones medianas podrán solicitar una bonificación en el IBI correspondiente al 25 % durante 3 años.

• Y lo más indignante de todo: ¡¡las grandes instalaciones podrán recibir una bonificación del 50% en el IBI durante 3 años!!

¿Por qué no se aplica por igual a todas las instalaciones? ¿Qué ha pasado en estos meses para que la ciudadanía comprometida con la sostenibilidad se vea perjudicada? ¿Qué ha pasado para que pretender reducir, aunque sea un poco, la factura de la luz en el hogar no se merezca la ayuda prometida?

De nuevo y de manera descarada se vuelve a beneficiar a las grandes fortunas y las grandes empresas dirigidas por empresarios y empresarias que tienen tiempo y dinero para visitar a la clase política, esas que dejan el trato con sus “pequeños “ clientes a sus trabajadores, esas para las que una nómina no tiene valor.

No está el precio de la luz para bromas y las placas solares son una buena opción para mejorar la economía de un hogar, uno de esos hogares que se gestionan desde el ahorro y la renuncia, uno de esos hogares en los que el lujo es que sobre algo al final del mes.

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