El alzireño Miguel Oliver Boquera se convertirá el martes, 1 de febrero de 2022, en director general de las fábricas que el Grupo Renault posee en Marruecos, empresa en la que aterrizó en 2016, después de haber estado 17 años en la multinacional automotriz alemana Daimler (que en unos días pasará a llamarse Mercedes-Benz), a la que estuvo ligado desde que finalizó su formación en 1.999.
Oliver cursó sus estudios primarios en el colegio Ausiàs March, en donde sus padres impartían clases. Posteriormente realizó el bachillerato en La Puríssima de Alzira y luego estudió Ingeniería en la Universidad Politécnica de Valencia. En su último año de carrera optó por irse a Alemania y posteriormente fue contratado por Daimler tras hacer allí sus prácticas y el Trabajo Final de Carrera. Su trabajo en la compañía le obligó a trasladar su residencia a Valladolid, Vitoria y Bilbao -donde aprovechó para licenciarse en Ciencias Económicas- y regresó a Valladolid.
El salto a la marca francesa
Su periplo por la marca automovilística de alta gama finalizó 17 años más tarde, cuando la multinacional francesa Renault puso sus ojos sobre él. Consciente de su valía, la compañía le ofreció el puesto de Jefe de Calidad para toda España, y puso a su disposición toda clase de facilidades para que aceptase su propuesta.
Tras pensarlo, decidió dar el ‘sí’ a la empresa gala en el año 2017. Solo dos años más tarde, la multinacional observó el potencial de su ‘fichaje’ y no dudó en ofrecerle la dirección de las fábricas de Bucarest y Piteste. Ahora, en 2022 la corporación franca sigue apostando por él. Por esa razón, el próximo 1 de febrero se incorporará como director general de la planta que la corporación tiene en Tánger y Casablanca, sustituyendo así a José Manuel Fuentes, actual director de la factoría, quien a partir de febrero se encargará de otras funciones dentro de la multinacional.
Tiempo para todo
Sus padres, desde su residencia en Alzira, lo definen como hombre «que trabaja día y noche» y que siempre tiene «un momento todos los días para llamarnos por teléfono, es muy buen hijo», relata su madre, Enriqueta Boquera, a este periódico. Su vida está entre coches y aviones. Sus múltiples viajes tienen destinos distintos aunque el mismo fin: la familia. Siempre que puede, toma un avión desde Bucarest hasta Madrid y, de ahí, vuelve a su hogar en Valladolid para estar con los suyos. «También es un muy buen padre con sus hijos», indica Enriqueta. Sube a otros aviones en dirección a Valencia, pues también saca tiempo para volver a su Alziranatal: «Estuvo con nosotros la semana pasada y también en navidades, siempre viene. Como padres, le adoramos, a él y a sus dos hermanos», concluye con orgullo.