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la resistencia a los antibióticos

la resistencia a los antibióticos

l os antibióticos han salvado millones de vidas y han supuesto una revolución en la medicina en el tratamiento de las infecciones. Han contribuido de forma muy significativa al progreso en campos como los trasplantes, la supervivencia de prematuros e inmunodeprimidos, la cirugía de material protésico y los catéteres vasculares, donde las infecciones son especialmente prevalentes e importantes.

Sin embargo, la resistencia bacteriana a los antibióticos deteriora la eficacia de estos fármacos. Ante el escaso número de nuevos antibióticos en desarrollo, la resistencia a los antibióticos se ha convertido en uno de los principales problemas de salud pública de nuestro tiempo. Las consecuencias directas de la infección por bacterias resistentes a los antibióticos pueden ser graves e incluyen el aumento de la morbilidad y mortalidad, las estancias hospitalarias, la pérdida de protección a pacientes con intervenciones quirúrgicas, inmunodepresión y otros procedimientos médicos, y el aumento del coste económico en el tratamiento para eliminar las infecciones por estos microorganismos.

Se estima que alrededor de 10 millones de personas podrían morir en 2050 debido al aumento de las infecciones por patógenos resistentes a los antimicrobianos si no encontramos soluciones proactivas para su control.

La presión antibiótica selectiva es la causa más importante en el desarrollo y la extensión de la resistencia. El uso de antibióticos en humanos es frecuentemente excesivo e inadecuado. Este uso inapropiado es uno de los factores que contribuye al problema de la resistencia. Las bacterias resistentes son más comunes en lugares donde se usan con frecuencia los antibióticos, como los hospitales y la industria veterinaria alimenticia.

Según se refleja en el informe JIACRA-España del Plan Nacional de Resistencia Antibiótica (PRAN), el consumo total de antibióticos en salud humana en España ha permanecido relativamente constante durante los últimos años, aunque comparativamente, según EARS-Net (Red de Vigilancia Europea de Consumo de Antibióticos), se sitúa entre los más elevados de Europa. Sin embargo, en el ámbito hospitalario se ha observado un aumento del consumo de antibióticos del 10 % desde el año 2012. Por el contrario, el consumo de antibióticos en veterinaria en España ha registrado una reducción estimada en un 14 %, mostrando un cambio de tendencia muy significativo.

La prevalencia de la resistencia no solo ha aumentado en bacterias causantes de infecciones. La colonización intestinal (portadores) de personas sanas por enterobacterias productoras de betalactamasas de espectro extendido (BLEE) que les confiere resistencia a la familia de los antibióticos betaláctamicos, ha alcanzado niveles de pandemia a nivel mundial en pocos años, y se calcula que hay en el mundo 1.753 millones de personas colonizadas.

Entre los esfuerzos para prevenir las infecciones resistentes se incluyen el control de infecciones, la vigilancia del uso de los antibióticos, la reducción de la transmisión de enfermedades nosocomiales y la protección de los alimentos. En el ámbito sanitario, los programas de optimización del uso de antibióticos (PROA), tanto a nivel hospitalario como en atención primaria, tienen como objetivo optimizar los tratamientos antimicrobianos mejorando las prescripciones y reduciendo el consumo.

Para intentar controlar la resistencia existente y evitar nuevos mecanismos que puedan aparecer en un futuro, las principales líneas de actuación inmediata deberían ser:

1. El desarrollo de nuevos fármacos con mecanismos de acción diferentes.

2. El control riguroso de la administración de antibióticos en el ámbito sanitario, veterinario y alimenticio.

3. El diagnóstico etiológico de las enfermedades infecciosas, con un posterior estudio de sensibilidad bacteriana para tratamientos dirigidos y evitar la terapia de amplio espectro.

4. Políticas de prevención de enfermedades infecciosas, de salud pública y hospitalaria, así como de sistemas de vigilancia de control de resistencias de ámbito mundial, para la detección de nuevos mecanismos de resistencias.

Además, es necesario por parte de todos un uso racional de los antibióticos, y en cualquier caso, consultar al médico y nunca interrumpir el tratamiento antes de la prescripción determinada, puesto que no tomar estas medidas supone un riesgo, tanto para el propio enfermo como para el resto de la población.

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