Los trabajadores cobran por pedido realizado. Eso significa que existe competencia entre ellos para poder cumplir con cuantos más pedidos, mejor. Eso, sin embargo, no se traduce en rivalidad, al contrario. Los «riders» que operan en Gandia han formado una especie de «cuadrilla» a la que se puede ver charlar amigablemente de sus cosas mientras esperan pacientemente a que les llegue un pedido. Intenta explicarlo a este periódico uno de ellos pero casi no le da tiempo a identificarse. «Mira, me entra un pedido». Se encuentra en calle Duc Carles de Borja, junto al restaurante Fitzgerald y la llamada le llega desde Nanami Style, en Gutiérrez Mas. Aunque allí hay un «rider» de otra marca esperando, en este caso el cliente manda y ha entrado por la plataforma Glovo para realizar el pedido. Ambos ratifican que existe «buen rollo» entre los diferentes repartidores.
Las plataformas que gestionan este servicio no discriminan positivamente a ninguno de, aunque normalmente se le adjudica el pedido al que se encuentre más cerca del restaurante para el que se ha solicitado el servicio.
Un chico explica que tras la apertura de los restaurantes que se cerraron durante la pandemia puede haber algo más de trabajo pero no tanto como el que cabe esperar porque aún hay quien teme el contacto con los «riders» por los posibles contagios o incluso por si la propia comida podría contener el virus.
Aunque trabajan con restaurantes de Gandia, también realizan repartos a otros municipios como Bellreguard, Daimús o Almoines.
En las plataformas se pueden encontrar todo tipo de restaurantes. Todas las cadenas, tanto las urbanas como las de centros comerciales operan en ellas pero también muchos establecimientos locales.