Benedicto XVI presidió el Viernes Santo en el Coliseo de Roma el Vía Crucis, en el que dijo que la cruz ha cambiado la humanidad y tuvo palabras de aliento para las familias, "que en este tiempo sufren, además de incomprensiones, la precariedad del trabajo y la crisis económica".

Ante varias decenas de miles de persona que acudieron al Coliseo romano el Virenes Santo, el pontífice manifestó que la experiencia del sufrimiento y de la cruz marca a la humanidad y, en especial, a la familia.

"¡Cuántas veces el camino se hace fatigoso y difícil!. Incomprensiones, divisiones, preocupaciones por el futuro de los hijos, enfermedades, dificultades de diverso tipo. En nuestro tiempo, además, la situación de muchas familias se ve agravada por la precariedad del trabajo y por otros efectos negativos de la crisis económica", subrayó.

El Obispo de Roma agregó además que el camino del Vía Crucis es una invitación para todos los hombres y especialmente para las familias, a contemplar a Cristo crucificado, "para tener la fuerza de ir más allá de las dificultades".