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Entrevista

Alejandro Palomas: "Que haya muerto mi violador me ha hecho sentir otra forma de orfandad"

Ha escrito el libro 'Esto no se dice' (Ediciones Destino) en el que ilumina todos los rincones oscuros de los abusos sexuales que sufrió por parte de Jesús Linares, que ha muerto coincidiendo con su publicación

Alejandro Palomas. MANU MITRU

Alejandro Palomas publica 'Esto no se dice' (Ediciones Destino), un libro que mezcla novela gráfica, poesía y prosa y que publica diez meses después de hacer público que Jesús Linares, un profesor de La Salle Premià, lo violó cuando tenía 8 años. Su desgarrador testimonió zarandeó la institución y promociones de exalumnos anteriores y posteriores a Palomas alzaron la voz en reportajes publicados por El Periódico de Catalunya, del grupo Prensa Ibérica, para decir que ellos también sufrieron los abusos sexuales del mismo pederasta. A pesar del terremoto que generó, el autor siente que la actualidad de aquello fue fugaz y que para cambiar la realidad hace falta la solidez de un libro, un cuaderno de todas las cosas de las que no se habla cuando se sufren abusos sexuales siendo un niño.

El Periódico de Catalunya le contactó hace cuatro días para decirle que Jesús Linares, el profesor que lo violó en La Salle Premià, acababa de fallecer… ¿qué sintió?

Otra forma de orfandad. Que al morir se llevaba una parte de mí que no podría volver a tocar. Que se convertía en un fantasma. Que la persona que me había destrozado la infancia dejaba de ser persona y aún no sé cómo se vive eso.

¿Significa eso que sintió pena?

No. Pero sí que se creaba un vacío, una parte de mí se iba con él. Ha estado muy presente dentro de mí a lo largo de toda mi vida. Él mató a un niño a los 8 años. También noté que al morir él yo dejaba de ser víctima para ser activista.

¿Su causa está enterrada pero el problema social de la pederastia persiste?

A partir de ahora para mí el problema ya no es tan personal y mi lucha es más social.

La noticia de su fallecimiento le llegó por vía telefónica. Y, por teléfono, pareció impasible…

Es que, de entrada, el hecho de que muriera Jesús Linares me dio igual. Y casi me sentí culpable por no sentir nada. Después, empecé a valorar lo que significaba. Yo estaba a punto de entrar en una charla sobre ‘Esto no se dice’ y pensé: 'qué fuerte que pase justo ahora'. Se ha ido para no leerlo. Para no saber la verdad. Para no conocer el alcance de lo que ha hecho. Se escapa incluso de esto. Es un escapista.

¿El libro lo escribió para que lo leyera él?

No puedo ni imaginármelo leyendo este libro. Me da tanta repulsión. Antes de comenzar esa charla sobre el libro, tuve que ir al baño y vomitar. Luego estuve bien. Fue una reacción automática. Mi cuerpo aprendió hace años a manifestar el dolor a través de la enfermedad.

Con su muerte, se evapora su responsabilidad penal...

Daría lo que fuera porque me diera igual.

La investigación de El Periódico de Catalunya y de eldiario.es se logró hallar víctimas que tenían delitos de Linares no prescritos y quizá se hubiera llegado a juicio en este caso. Hubo víctimas que denunciaron también por usted, conmovidas por su relato…

Sí. Pero la verdad es que lo veía muy complicado. Imaginaba que Linares moriría antes de que eso sucediera. Ha llegado demasiado tarde. Tanto que había muchos números de que su muerte llegara antes que la justicia. También me siento culpable por haber hablado tan tarde.

¿En su libro ‘Esto no se dice’ afronta tanta culpa?

Lo peor en mi caso fue el abuso psicológico. Yo salí de aquello no sabiendo si yo era el causante. Yo he tenido que trabajarme mucho esa culpa.

¿Vive atrapado por su infancia?

Yo creía que no. Hasta enero [cuando Palomas hizo públicos los abusos sufridos por parte de Linares], creía que no. Pero al hablarlo me di cuenta de que les cosas que hago o siento tienen un hilo conductor que me lleva hasta ahí. Entre ellas, escribirlo.

¿Ese hilo conduce a sus padres?

Hace año y medio murieron los dos. Son las figuras más importantes de mi infancia. Linares también lo es, una figura negativa, pero muy importante. Con la muerte de los tres ya no me queda infancia. Se acabaron los testigos de aquellos años. El único Alejandro que queda es el que yo conservo. El niño se ha quedado huérfano. Linares levantó un muro entre el niño de antes de la violación y el de después. Con su muerte, ha caído un poco ese muro, y estos días vuelven algunos recuerdos que había olvidado y que son anteriores a Linares. Pero mi madre no está aquí, no puedo compartirlos con ella. Eso sí me da pena.

¿Se arrepiente de no haber hablado de cómo se sentía con su madre?

Antes creía que ella no hablaba de esto conmigo porque se sentía culpable de no haber hecho más. Ahora creo que no lo hacía porque creía que al hacerlo me haría daño a mí. Ahora sé que mi madre estaría feliz de estar apoyándome con todo esto, con un libro como este.

 ¿Es un libro que conjura los demonios?

Es un libro luminoso. No es para conjurar demonios. Es para hablar de lo que no se habla. De las secuelas.

 ¿Pretende ayudar a las personas que han pasado por lo mismo?

Van a dejar de sentirse solos porque reconocerán muchas cosas que suceden tras ser abusado: está escrito por alguien que ha pasado por ahí. Sentirán alivio. No solo las víctimas, también sus seres queridos, que quizá comprendan mejor a su pareja, o a su hijo.

¿A usted le ayudaría sentir que el libro ayuda?

Muchísimo. Mi forma de activismo es escribir.

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