P. D. Ausina/J. V. Gámir/J. Sierra, Massamagrell

Un incendio originado en el área de enfermería de la residencia privada San Lorenzo de Brindis, en el barrio de la Magdalena del municipio de Massamagrell, acabó ayer con la vida de cinco de los internos del centro, todos ellos enfermos mentales. Los fallecidos, una mujer de 50 años de edad y cuatro hombres de 30, 50, 65 y 80 murieron asfixiados tras inhalar el humo de las llamas mientras permanecían encamados e incapacitados para moverse en las dependencias sanitarias. Dos empleadas del centro resultaron intoxicadas por las mismas causas y una de ellas fue trasladada al Hospital Arnau de Vilanova de Valencia con pronóstico leve.

La mujer fallecida así como los tres varones de mayor edad -Alberto, el más anciano, era padre de los propietarios de la residencia- estaban en situación terminal. Uno de ellos era un enfermo mental tutelado por la Generalitat Valenciana, institución que también tiene un convenio con la empresa para derivarle pacientes mediante el bono residencia. «La residencia tenía unas buenas medidas de seguridad y estaba bien considerada», dijo de la consellera de Bienestar Social, Alicia de Miguel, en su primera comparecencia ante la prensa. En la segunda aclaró que tenía licencia para albegar ancianos, pero no discapacitados.

Una rápida llamarada

El fuego se declaró a las 19.40 horas en la primera planta del edificio, un viejo inmueble de tres alturas utilizado tradicionalmente como colegio que desde 1992 funciona como residencia de ancianos y enfermos mentales. Al parecer, el origen de las llamas pudo deberse a un cortocircuito provocado por uno de los pacientes del área de enfermería, donde de normal sólo se encuentran ingresados los residentes con mayores problemas de salud mental. Fuentes municipales explicaron que uno de los internos podría haber manipulado algún elemento de la instalación eléctrica, dando lugar al fatal desenlace, aunque la consellera, desplazada hasta el lugar, aseguró que aún era pronto para determinar las causas.

Veinticinco empleados del Consorcio Provincial de Bomberos se desplazaron hasta la residencia a bordo de diez vehículos procedentes de los parques de Sagunt, Burjassot y la Pobla de Farnals para extinguir el incendio, pero cuando llegaron el fuego y el humo ya habían acabado con la vida de los cinco fallecidos. Las llamas se propagaron rápidamente por la habitación debido al material altamente inflamable que se almacenaba en la enfermería. Los enfermos, de quienes ayer se desconocía si estaban sujetos por algún tipo de elemento, no pudieron huir. Era una «especie de llamarada» que se propagó con una rapidez asombrosa, contó una empleada del centro, según el relato realizado a los medios de comunicación por la consellera.

Desalojo inmediato

Los empleados de la residencia San Lorenzo desalojaron a los 120 residentes en cuanto percibieron el inicio del fuego. Desde entonces, la zona de entrada de las instalaciones, una pinada con pista de baloncesto y frontón, se convirtió en un auténtico hervidero de personas en el que cuidadores, propietarios, bomberos, personal sanitario y guardias civiles compartieron un mismo espacio hasta bien entrada la noche con los enfermos, quienes, tapados con mantas, en sillas de ruedas y sentados algunos de ellos en mobiliario de jardín, aguardaban su realojo. El cortocircuito inutilizó la instalación eléctrica, por lo que los congregados pasaron al menos una hora en la más completa oscuridad hasta que los bomberos les conectaron una luz. Mientras tanto, los familiares de los fallecidos comenzaron a llegar a la residencia desconsolados y a cuentagotas. No fue hasta las 23.15 horas cuando la jueza titular del Juzgado de Primera Instancia número 3 de Massamagrell ordenó el levantamiento de los cadáveres.

El subdelegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Luis Felipe Martínez, anunció en el lugar que desde la misma noche de ayer un equipo mixto formado por la Policía Judicial y los bomberos trabaja para en la investigación que debe esclarecer las causas de la tragedia.