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El cadáver de un hombre asesinado que fue hallado enterrado junto al antiguo polvorín de Riba-roja el pasado 14 de septiembre ya ha sido identificado por la Guardia Civil. Se trata de un vecino de Paterna, José F. F., desaparecido desde el 7 de noviembre del año pasado, después de acudir a una cita con un desconocido que le llamó por teléfono cuando estaba comiendo con su familia, tal como publicó en su momento Levante-EMV.

Según fuentes próximas a la víctima, las primeras sospechas de que el cadáver no identificado de Riba-roja fuese el de José la tuvieron los agentes del grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Valencia el viernes de la semana pasada. El cuerpo aún conservaba la ropa que vestía José el día en que desapareció: una camisa de franela a cuadros blancos y azules y un pantalón de tela de color marrón oscuro.

Fue precisamente la camisa la que terminaría siendo determinante, cuando el sistema informático en el que se inscriben las personas desaparecidas detectó la coincidencia entre la prenda de Riba-roja y la que describía la familia en la denuncia presentada en Paterna hace casi un año.

Ante esa circunstancia, la Guardia Civil se interesó en la comisaría de Paterna por la denuncia, y la policía nacional se puso en contacto con la familia para averiguar si José había regresado a casa o no. En definitiva, si la denuncia por desaparición seguía en vigor. "Nos dijeron que en unos días nos llamarían otra vez", explica un familiar de José.

Fue el martes. El grupo de Homicidios convocó a la esposa de José en la Comandancia de Valencia. La mujer acudió a primera hora, acompañada de varios familiares. En ese momento fue cuando le mostraron la ropa y las llaves del coche de José, que aún estaban en el bolsillo de su pantalón pese al tiempo transcurrido y que reconoció sin ningún género de dudas.

De este modo, se cumplieron los peores presagios. Desde el inicio, tanto la esposa como un sobrino del fallecido estaban convencidos de que le habían "hecho algo". La manera en que desapareció, la ausencia absoluta de noticias, el modo en que fue citado y el hallazgo de su coche en los días siguientes, perfectamente aparcado y cerrado con llave les hizo temer lo peor. "Tememos que le hayan hecho algo, porque hoy en día, por un euro matan a una persona", dijo en su momento su sobrino Rafael.

Sin resultados de la autopsia

Por el momento, los forenses aún no han determinado cómo se produjo la muerte de José. Lo único cierto es que la parte posterior de su cráneo presenta un orificio, aunque no está totalmente claro que sea la huella dejada por un proyectil, ya que no es totalmente circular y la bala no ha sido hallada, ni en la improvisada fosa, ni dentro de la cabeza.

En principio, lo más probable es que José quedase aquella tarde-noche con uno o varios conocidos en la misma rotonda de Paterna donde fue encontrado su automóvil y que su verdugo o verdugos lo trasladaran a algún lugar donde fue asesinado. Posteriormente, debieron llevar el cuerpo en el maletero de un coche hasta las puertas del antiguo polvorín militar de Riba-roja, y allí, entre pinos y chumberas, lo enterraron.

Casi un año después, un vecino de Manises que buscaba caracoles en el monte se topó con el cuerpo parcialmente desenterrado de José y alertó a la policía local. Era el principio del fin de la pesadilla que ha vivido la familia de José durante este año de incertidumbre.